El pasado jueves, la Iglesia católica celebró la solemne fiesta del Corpus Christi, que es la fiesta solemne del Cuerpo y la Sangre de Cristo…

El pasado jueves, la Iglesia católica celebró la solemne fiesta del Corpus Christi, que es la fiesta solemne del Cuerpo y la Sangre de Cristo, una fiesta muy antigua y que se celebra en muchísimas partes del mundo. La solemnidad del Corpus es una fiesta que su fin específico es celebrar la Eucaristía, proclamar la presencia real de Jesucristo en el Santísimo Sacramento, dándole un culto público de adoración.

Esta fiesta surge en la Edad Media, cuando en el año 1208 la religiosa Juliana de Cordillon promueve la idea de celebrar la festividad en honor del Cuerpo y la Sangre de Cristo presente en la Eucaristía y es así que se celebra por primera ocasión en el año de 1246 en la Diócesis de Lieja en Bélgica.

Para el día 8 de septiembre de 1264, el papa Urbano IV, mediante la bula Transiturus hoc mundo, instituye la solemnidad del Corpus y se le encarga a Santo Tomás de Aquino realizar los textos para el oficio y la misa propia del día.

En México, desde que comenzó la época virreinal, la solemnidad de Corpus era una de las fiestas más populares de las ciudades y de todos los pueblos. Era la fiesta por excelencia de toda la sociedad virreinal, junto con algunas devociones como las fiestas a la Virgen de Guadalupe y a algunos santos como a San Felipe de Jesús, primer santo mexicano.

La fiesta combinaba la fe en la Eucaristía y el bullicio popular. La fe en las solemnes procesiones que hacían en las grandes ciudades, donde el Santísimo Sacramento salía a las calles, las cuales se engalanaban con pendones, cuadros, plantas, toldos, música y todo aquello que significaba festejo para la ciudad, era un momento de gran hermosura en las ciudades. El bullicio popular se manifestaba en las grandes ferias que se hacían alrededor del festejo religioso, pero sobretodo la visita de muchas personas que vivían en las haciendas y en las pequeñas comunidades que iban a las grandes ciudades, y que hacían un gran momento de visita y de comercio. Una de las grandes tradiciones que aún se conservan en el día de Corpus es felicitar a las personas diciendo que es el día de las mulas, y esto se hacía referencia por la gran cantidad de mulitas que la gente traía como medio de transporte o como medio de carga de mercancías para ese día. Hoy en día, se regalan en algunos lugares mulitas hechas de hojas de maíz.

A todos estos actos acudían las autoridades civiles de las ciudades. En nuestro archivo histórico de San Juan del Río, se conservan las invitaciones dirigidas al Ilustre Ayuntamiento de la ciudad, a fin de que asistan a la misa y la procesión del Corpus, señalándoles que tendrán un lugar preferente en ambas actividades.

Desafortunadamente y con la aplicación de las Reyes de Reforma y posteriormente con la Constitución de 1917, en la que prohibían las procesiones y los actos de culto público, estas procesiones vinieron hacia abajo y todo este conjunto de tradiciones se fue perdiendo o casi desapareció en nuestro país. Pocos lugares conservaron la procesión del Corpus, incluso violentando la norma suprema del país, que a veces pienso que se ha hecho más con ideas particulares y por la búsqueda de un verdadero desarrollo de la sociedad.

Aún recuerdo alguna ocasión de haber acudido a Amealco y ver una procesión del Corpus, alrededor de la plaza principal y violentando toda norma que hubiera; se salía a hacer culto público a la Eucaristía. Era hermoso ver las posas realizadas sobre todo por los indígenas en donde en el altar se colocaban animales del campo, pajarillos, conejos y hasta víboras. Eran tiempos de fe.

Con la reforma a la Constitución en 1992, se volvieron a permitir los actos de culto público y en el estado de Querétaro volvieron las procesiones de Corpus en el año de 1994 y aquí en San Juan del Río a partir de 1995. Este año, salió nuevamente el Santísimo Sacramento, en una procesión que recorrió gran parte de la Calle Real, patrimonio de la humanidad, y que bajo una lluvia constante cientos de personas acudieron a esta hermosa tradición escuchando el repique hermoso de las campanas sanjuanenses. Esperemos que estas tradiciones vuelvan a tener su gran esplendor que durante siglos fueron elementos que dieron vida a las ciudades y unión a nuestra sociedad.