Procedentes del Distrito Federal, en 1983 llegamos a Querétaro, en busca de mejor calidad de vida. Estoy convencida que fue la mejor elección, adoptar esta bella e histórica ciudad en la que ya han nacido, felizmente, mis nietos. A la fecha, guardo esa sensación de alegría, belleza y tranquilidad desde hace más de treinta años.

El tamaño de la ciudad de entonces, 440 mil habitantes, permitía recorrerla desde el Centro hasta el Río, del Campestre hasta el Corregidora o ‘hasta’ Jurica, sin malgastar buena parte del tiempo en coche o camión. En la década de los ochenta, las ciudades aledañas a la capital del País fueron refugio de muchas familias que optamos por la paz de la provincia. El temblor de 1985 propició el inicio de una amplia migración a Querétaro, que hoy la convierte en la cuarta ciudad con mayor crecimiento. El 37.4 por ciento, proviene de la Ciudad de México por las oportunidades de empleo, seguridad y educación.

Como todo fenómeno migratorio, trajo luces y sombras: progreso y desarrollo frente a la alta demanda de vivienda -catorce mil al año- y al aumento del parque vehicular. Es uno de los quince municipios que, en 2030, aportará mayor crecimiento poblacional con gran impacto en la movilidad y la infraestructura de la zona metropolitana y sus consecuentes daños de contaminación y explotación de los recursos naturales.

Por ahora, los queretanos, todavía, respiramos aire limpio, apreciamos el cielo azul y el verde de los árboles. ¿Por cuánto tiempo más? Sin medidas pertinentes, nos queda poco tiempo de ambiente limpio y tranquilo. Sirva de ejemplo la contingencia que vive hoy la Ciudad de México, muy lejos de ser la ‘región más transparente’, en la que millones de carros y camiones contaminan, resultado de la falta de planeación a largo plazo en el tema de
sustentabilidad.

Hoy Querétaro, empieza a ser víctima de su desarrollo, de su calidad de vida, de su seguridad y su progreso.  Es la tercera entidad en aumento demográfico que no ha desarrollado la infraestructura adecuada, lo que conlleva problemas de movilidad de la ciudad y sus habitantes. Transitar por las vialidades queretanas en las horas ‘pico’, es una pesadilla; éstas se convierten en largos estacionamientos de avance lento que suman horas de conducción y restan tiempo de convivencia y descanso familiar. Se calcula que circulan, al día, 300 mil vehículos en la zona metropolitana: 97% son particulares y solo el 3 por ciento, público.

Cuando deberíamos disfrutar la polis, la sufrimos. Las autoridades del Municipio de Querétaro están obligadas a tomar medidas de largo plazo en materia de planeación; de transporte colectivo eficiente; de verificación vehicular obligatoria; eliminar los miles de topes que inundan la zona; obligar a los ciudadanos a respetar la reglamentación y sancionar a quienes la incumplan.

El presidente municipal, Marcos Aguilar, se compromete con el tema en uno de los ejes del Plan Municipal de Desarrollo 2015-2018, el de Obras y Movilidad, resultado de la consulta ciudadana, que contiene los siguientes postulados: “exigencias en materia de planeación y ordenamiento territorial; cobertura y calidad de servicios públicos e infraestructura urbana, y movilidad; (…) en busca de niveles de vida adecuados para la sociedad y competitividad, en un esquema de sustentabilidad”. ¡Vigilemos y exijamos como ciudadanos su cumplimiento!

Gobierno y sociedad tenemos que asumir la responsabilidad conjunta para que, en la hermosa ciudad de Querétaro, Patrimonio de la Humanidad, no se repita el colapso ambiental que sufre la CDMX. Es un llamado a la autoridad pero también a la sociedad para que participe activamente y se organice con vecinos y amigos para hacer rondas, modificar horario y rutas, respetar la señalización, 

Seamos una ciudadanía responsable y comprometida con el entorno de esta joya histórica que es Santiago de Querétaro, para prevenir y no lamentar la catástrofe ambiental que se avizora si no se toman las medidas pertinentes, y a tiempo.

(*) Política, conferenciante y humanista comprometida con la construcción de una sociedad más justa y equitativa.