Comenzamos la Semana Santa, la semana más importante para los cristianos, ya que en esta semana se conmemoran los grandes misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Para muchos, es una semana de reflexión, de meditación y de oración; para otros, es una semana de vacaciones y de descanso. Sin duda, es una semana que marca a la sociedad cada año.
En nuestras ciudades, sobre todo las ciudades del centro del país, durante esta semana todavía se respira un ambiente de oración y de recogimiento, sobre todo en los días principales de la semana; es decir: Jueves, Viernes y Sábado Santo. La sociedad es respetuosa de las tradiciones y se hace partícipe de las mismas, como por ejemplo en la visita de las siete casas durante el Jueves Santo o en la celebración del Viacrucis. Este año, por ejemplo, se cumplen cincuenta años de la Procesión del Silencio en la ciudad de Santiago de Querétaro, una tradición que ha unido a las familias en torno a la muerte de Cristo.
Sin embargo no siempre fue así la celebración de la Semana Santa. En los últimos años, se han perdido tradiciones, se han dejado a un lado costumbres que marcaban incluso a toda una ciudad; por ejemplo: se pedía que no se pusiera música en los lugares públicos, que las mujeres usaran ropa rigurosamente negra, que no se hicieran ciertas actividades o que se limpiaran las calles donde pasaban las procesiones de los días santos. Estas actividades incluso estuvieron reglamentadas por las autoridades civiles, que participaban reglamentando en las actividades de la Semana Santa. Un caso concreto lo tenemos en la ciudad de San Juan del Río.
En el libro ‘Testimonios para la historia’, escrito por varios sanjuanenses destacados, la licenciada Concepción Castillo Escalona, rescata un documento donde el Ayuntamiento de San Juan del Río dispone una serie de indicaciones para la celebración de la Semana Santa en esta ciudad. Este documento está fechado en 1853 y contiene muchos elementos que nos hacen ver cómo era la sociedad sanjuanense del siglo XIX.
Por la importancia del referido documento, lo transcribo íntegramente:
Bandos 1853. Abril 8.
El Sr, Prefecto y Comandante de distrito, Juan Romero, en sesión ordinaria del 3 de corriente para dar cumplimiento lo ahí acordado, manda se publique y se fije en los pasajes de costumbre el siguiente aviso:
Siendo los deberes de un pueblo cristiano principalmente los días en que se hace la conmemoración de los padecimientos de Nuestro Salvador, el guardar toda la decencia posible y evitar los escándalos que produce la embriaguez, se tomarán las siguientes prevenciones:
1.- Los escandalosos por embriaguez en cualquier día de la inmediata Semana Santa sufrirán pena de veinticinco días de obras públicas.