Como lo reconoció el filósofo francés Louis Althusser, la educación no es neutra, es un lugar que el Estado ha politizado y cubierto con la ideología dominante. Es en la escuela en donde, desde la más temprana edad, nos enseñan a ‘mirar’ al mundo de cierta forma. La educación es uno de los aparatos ideológicos del estado. Pero este dominio ideológico no es absoluto. Como lo demuestran la teoría y la práctica educativa de Paulo Freyre y de muchos maestros mexicanos, la educación también puede ser una práctica de la libertad, si es conducida con una pedagogía para el oprimido. (Paulo Freyre. 1968. ‘La pedagogía del oprimido’ FreirePedagogiadelOprimido.pdf. México).
Desde que tomó posesión del cargo, El secretario de Educación Pública ha propuesto cambios al sistema, entre otros, el cambio de Planes y Programas de Estudio y en general de todo el Modelo Educativo. Aunque el titular de la SEP no ha señalado el posible rumbo que tendrá el corazón de la actividad formadora en los próximos años. Nuestra circunstancia impone, que la educación pública que se ofrezca a los demandantes no puede ser utópica. La sociedad mexicana vive en condiciones extremadamente difíciles que exigen realismo.
Nuestra realidad está plagada de problemas y desafíos que deberán ser resueltos por todos, pero principalmente por las nuevas generaciones. Con la excepción de un pequeño grupo de políticos y empresarios privilegiados, la gran mayoría de los 120 millones que somos, enfrentaremos problemas conocidos y otros por conocer, para poder continuar en marcha por la historia, como nación soberana y no como un Estado fallido. Sin que la lista sea exhaustiva, porque sería imposible, hay que consideras los retos a enfrentar: desigualdad social; una democracia vacía; educación insuficiente; Estado en decadencia.; corrupción; narcotráfico; violencia; impunidad; contaminación; relaciones de genero inequitativas; desencanto social; pérdida de soberanía y otros más. (Ordorica, Manuel Ordorica y Jean- François Prud´homme, coordinadores. 2012. “Los grandes problemas de México”, edición abreviada. El Colegio de México. México).
Los problemas de México no se han resuelto, no porque la Revolución Mexicana, hecha Constitución, no haya querido, sino porque, queriéndolo, no ha podido. Las circunstancias imponen la necesidad de volver al proyecto original de nación que fue creado por el constituyente de Querétaro en 1917, hace ya casi un siglo. La postura no es reaccionaria, por el contrario, no hay nada más avanzado que la negada, desvirtuada y combatida propuesta constitucional. (Jesús Reyes Heroles. 1985. “El liberalismo mexicano en pocas páginas”. Fondo de Cultura Económica. México).
Una propuesta educativa liberadora se encuentra en el pensamiento de John M. Ackerman, investigador mexicano del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, doctor en Sociología Política por la Universidad de California. Los principios revolucionarios y de transformación social que conforman el eje vertebral de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexican siguen hoy más vigentes que nunca. México no necesita una nueva Constitución ni un ‘reordenamiento’ del viejo texto, y mucho menos otras “reformas estructurales” neoliberales. En lugar de buscar vías para cancelar, matizar o suavizar el legado de la Revolución Mexicana y la vigencia de nuestra histórica Carta Magna, habría que construir caminos para finalmente hacer valer el enorme abanico de derechos que todos ya tenemos de acuerdo con la ley. La privatización de los recursos y los servicios públicos, la destrucción del medio ambiente, la sobreexplotación de los trabajadores, así como la pobreza extrema en que se encuentra la mayor parte de los mexicanos, violan flagrantemente la Carta Magna. En México tenemos la gran fortuna de contar con una Carta Magna surgida de una de las pocas revoluciones sociales exitosas del siglo XX. En lugar de cercenar nuestra historia para emular a las naciones coloniales e imperiales del norte, el mejor camino es entonces partir de una valoración de los grandes logros históricos de la república y el pueblo mexicanos. (John Ackerman. 2015. “El mito de la transición democrática”. Editorial Temas de Hoy. México).
Por: Amado López Guerra