Al momento de estar escribiendo la presente colaboración, está llegando a nuestro país, su santidad el papa Francisco, para los católicos romanos, vicario de Cristo en la tierra y sucesor del apóstol San Pedro, a quien Jesús encomendó su iglesia.
Esta visita del Papa es la séptima que un pontífice romano realiza a suelo mexicano. A nuestros padres les tocó la suerte de ver la primera visita de un papa a suelo mexicano; en 1979 el papa Juan Pablo II visito México, era la primera ocasión de una visita de este tipo a suelo mexicano. Esta visita fue un verdadero hecho histórico, luego de persecución religiosa de 1926, la iglesia católica acaparaba la mirada de todo el mundo. Esta visita fue una verdadera expresión de fe, en donde la primera actividad del Papa fue una misa solemne en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, donde mencionó la famosa frase de: ‘México siempre fiel’.
La segunda visita del papa Juan Pablo II, se realizó en mayo de 1990, en donde beatifico a Juan Diego, a los niños mártires de Tlaxcala y al padre José María de Yermo. Fue una visita donde se visitaron varios lugares de la república mexicana, aún queda el recuerdo de la visita a San Juan de los Lagos, a Monterrey, a Tabasco, a Zacatecas.
En una tercera visita de Juan Pablo II, fue en agosto de 1993, a la ciudad de Mérida, Yucatán, en donde se tuvo un gran encuentro con los indígenas, sobretodo mayas, en el santuario de Izamal.
La cuarta visita de un papa fue en el mes de enero de 1999, en donde se limitó dicha visita a la Ciudad de México, en donde se le entregaron las llaves de la ciudad por parte del primer Jefe de Gobierno, el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas. En esta visita se entregó en la Basílica de Guadalupe la exhortación apostólica ‘eclesia in América’.
La quinta visita del papa fue en julio de 2002, donde el papa Juan Pablo II canoniza al indio Juan Diego y beatifica a los mártires de Oaxaca. Esta visita se vio el estado de salud de papa, misma que cada vez se veía más mermada, pero sin embargo creo que fue una de las visitas más memorables en la historia de nuestra Patria.
Con el papa Benedicto XVI, se realizó el sexto viaje a nuestro país de un pontífice, visita que se limitó a la ciudad de León en el estado de Guanajuato.
Ahora en este momento se realiza la séptima visita de un papa a tierra mexicana. Creo que esta visita se engloba en muchas circunstancias; la primera de ellas es que el México de 2016 no es el mismo del México de 1979. La sociedad ha cambiado mucho, la iglesia católica ha dejado de ser una mayoría absoluta, han aparecido las redes sociales donde se comentan muchas situaciones por parte de los que escriben o comentan en las mismas. México se encuentra con dolor por la delincuencia y el narcotráfico. México ha ingresado a un sistema democrático que nos ha llevado a ver diferentes partidos políticos en el poder. El México que vista el papa Francisco es un México realmente diferente.
Sin embargo, esta visita despierta esperanzas, sobre todo por el mensaje que nos deja el papa, quien se ha caracterizado por su sencillez y su lenguaje, aunado de hablar a todos los hombres y no solamente a los católicos. Su última encíclica ‘Laudato si’ ha sido uno de los documentos más leídos en los últimos años en donde se nos pide el cuidado de la naturaleza.
El papa Francisco ha proclamado este año como ‘Año Jubilar de la Misericordia’; en su más reciente libro ‘El nombre de Dios es Misericordia’ menciona: “La Iglesia no está en el mundo para condenar, sino para permitir el encuentro con ese amor visceral que es la misericordia de Dios. Para que eso suceda, es necesario salir. Salir de las iglesias y de las parroquias, salir e ir a buscar a las personas allí donde viven, donde sufren, donde esperan.”
Y señala: “La misericordia es el primer atributo de Dios. Es el nombre de Dios. No hay situaciones de las que no podamos salir, no estamos condenados a hundirnos en arenas movedizas”.
Este es el papa Francisco que ahora visita México, sus mensajes nos alientan a seguir adelante con fe y esperanza. Nuestro deber es que ese mensaje no quede en el olvido. Bienvenido papa Francisco.
Fe de erratas: Por un error, en mi colaboración de la semana pasada se mencionó la fecha de nacimiento de Ernesto Perrusquía Layseca en 10 de marzo de 1977, siendo esto erróneo ya que lo correcto es 10 de marzo de 1877. Ofrezco una disculpa por este error.