Los seres humanos siempre se han fascinado por los asuntos que corresponden con el pasado, probablemente mucho de ello se debe a que ese pasado se revela como un misterio, pero hablar del pretérito no sólo corresponde a una historia universal. Si bien lo investigadores a cada uno de sus descubrimientos encuentran que los hechos de la historia se revelan muy diferentes a los que se presentaron como verdaderos, teniendo como ejemplo la autoría de muchos de los antiguos monumentos arquitectónicos de las varias culturas y civilizaciones que florecieron en el planeta en sus diversos trópicos, de igual manera con algunos descubrimientos científicos y tecnológicos, con textos literarios y filosóficos, obras de arte, etc. Por lo que se podrá mencionar que ese pasado ejerce en los hombres una misteriosa atracción, los seres humanos buscan una y otra vez lo que el pasado les puede revelar para encontrar réplicas a las preguntas que hasta nuestros días no han tenido respuestas.
Y es así como las diferentes razas que conviven en lo globo se hacen una sola; la raza humana, una raza que no encuentra el uso adecuado de la razón, y de allí la dificultad de visualizar un futuro, se escarba una y otra vez en el pasado con la justificante de encontrar respuestas, sin embargo, los seres humanos olvidan que mucho de lo ocurrido se ha extinguido porque nada es para siempre, por lo que, si el hombre mismo no es eterno, entonces sus creaciones tampoco lo serán, y así cada generación aporta descubrimientos, muchos de los cuales caerán en el olvido, posiblemente porque a cada una de las generaciones que han pasado, al igual que las que vendrán, les corresponde un único razonamiento, el de sobrevivir, el de vivir el presente.
Sin embargo, la contradicción se presenta cuando el hombre trasgrede la naturaleza, no sólo lastimándola y violentándola, sino que en su insuperable ego, define los hechos pasados como “hechos históricos” cuando en realidad no se tiene la menor idea de lo acontecido en el devenir de la historia, pues en su frialdad le ha dejado al ser humano las pistas necesarias para hacerle entender que desaparecerá de la faz de la tierra, que será parte de la indiferencia del tiempo. El tiempo cruel que no sabe de sentimientos, que no entiende de creencias, el tiempo que se va para no volver, el tiempo que espera, por lo que los asuntos de la historia, al igual que muchas de las situaciones humanas necesita de la fe para dar algún tipo de sustento.
Ahora, ¿Por qué los seres humanos se pierden ante el pasado? A cada ser humano que existe en la presente generación le corresponde una historia, una inigualable visión del mundo si es que se acepta que cada uno de los individuos es único e irremplazable, muchas de esas historias estarán cargadas de soledad, de incomprensión, de fatiga, de sueños rotos, de sufrimiento, y es que probablemente es ese pasado el que atormenta a los individuos, los seres humanos no dejan descansar a los muertos, los hombres no saben dar la vuelta y dejar a sus espaldas lo que puede causarles daño.
Los hombres se aferran a lo sucedido, cuando quizás lo más razonable sea abrazar el presente, el yo soy, el estoy, el sentirse vivo, reafirmar que a cada paso que da se escribe una historia, una historia que algún será vieja, una historia que probablemente no podrá contar y de allí la amarga melancolía de no saber lo que sucederá, y es quizás esa amarga melancolía la que no le deja abrazar su presente y vivirlo como lo único que hay, como lo único que existe, pues se está consciente de que posiblemente no se sabrá de sus acciones, ya que a pesar de la originalidad de cada uno de los seres, es una hecho de que algún día no serán más que una vieja historia, una historia que quizás nunca existió.
Vladimir Ponce
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