Por más ilógico que nos pueda parecer desde el punto de vista jurídico, no somos dueños de nuestro propio cuerpo y tendríamos que entrar al debate para analizar si es evolución o retroceso esta situación. Pongamos ejemplos claros, un padre de familia que desea salvarle a su hijo la vida, ya que es el único compatible para que le trasplanten el corazón, no puede ya que al hacerlo por razones naturales se le tendría que privar de la vida a éste. ¿Pero si es un acto de amor el que se desea hacer para que un hijo sobreviva y qué mejor que sea a través de su propio padre? no es jurídicamente viable. Otro supuesto, la eutanasia que tanto se ha discutido, ¿no puede un ser humano decidir en cualquier situación como morir y tener una muerte digna y no tener que estar por ejemplo conectado a un aparato por mantener signos vitales? o ¿el típico caso de los dolores terminales a consecuencia de una enfermedad fatal? no es viable jurídicamente.
Independientemente de las líneas de pensamiento a favor o en contra ¿no se puede celebrar un contrato de renta de útero a efecto de poder llevar a cabo un proceso de gestación en base a las nuevas tecnologías?, jurídicamente no es viable. No existe regulación clara respecto a qué es conforme a derecho un cadáver, ya que dejo de ser persona y por otro lado no es un bien mueble común y corriente ¿el Estado puede disponer de un cadáver no reclamado como si fuera de su propiedad entregándolo a la fosa común o a las escuelas de medicina para ser objeto de materia prima? jurídicamente lo hace.
Otra situación sería el caso de un Testigo de Jehová que mantiene postura de alta fidelidad a su religión y no se permite que le lleven a cabo una transfusión de sangre y un médico lo hace por salvarle la vida en un caso de extrema urgencia salvaguardando lo que para la mayoría sería la decisión más adecuada, el salvar su vida, cuando prefería morir si tiene en su cuerpo sangre de otra persona, ¿tendríamos que analizar estos supuestos? Me queda claro que el Estado debe de controlar a todas las personas jurídicas a través del Registro Civil, que es un registro público de vigilancia ciudadana en cuanto a nacimientos, matrimonios, defunciones, para llevar a cabo las políticas públicas inherentes a estos temas, pero también es cierto que debemos de proteger la dignidad de cada ser humano y no se puede ser genérico ante casos concretos que ameritarían un estudio profundo en donde el derecho se tendrá que actualizar necesariamente ante la realidad actual.
Todos los excesos son malos y como ejemplo finalizo con lo que se está implementando en otros países, que es la implantación de un chip a los recién nacidos en donde se detalla toda su información personal y genética: Nombre, domicilio, padres, nacionalidad, tipo de sangre, enfermedades, alergias, etc., acabándose las actas de nacimiento, defunción, matrimonio, pasaportes, registros de población, registro federal de contribuyentes e inclusive hasta localizadores. Administrativamente suena interesante ¿pero no atentará contra la dignidad del ser humano el que nos traten como mercancías de supermercado revisando nuestro código de barras? “Perder la propia individualidad y convertirse en un mero engranaje de una máquina está por debajo de la dignidad humana, Mahatma Gandhi”.
Por: Sergio Arellano Rabiela