—Oye Yuliana, ya faltan nomás unos días para el 15 y aún no hemos planeado bien lo que vamos a hacer —dijo Ana.
—Tienes toda la razón, hay que armar algo grande, ya somos mayores de edad y ahora sí nadie podrá frenarnos —contestó Yuliana.
Al día siguiente, en la prepa, Ana y Yuliana avisaron a sus amigos más cercanos que el 15 de Septiembre lo celebrarían en grande y se irían “de antro”. Después de todo, recientemente habían cumplido la mayoría de edad y recibido su credencial para votar, con la cual podrían comprobar su edad y ya no tendrían dificultad para entrar a ese tipo de lugares. Pero sobre todo, podrían obtener su licencia de manejo, y con eso, una mayor libertad. Al menos así lo veían ellas.
Durante todo el fin de semana, las dos grandes amigas se dedicaron a preparar cada detalle de la celebración. Desde la ropa que vestirían, hasta cómo lograrían que sus padres no les pusieran tantas trabas con el tiempo.
Martes 15 de septiembre. Las calles del centro rebosan alegría, por todos lados hay puestos de pozole, pambazos, enchiladas y otros antojitos; la música mexicana también se escucha por todas partes… todo indica que este 15 de septiembre será un día bastante divertido.
Desde temprano, los padres de Yulianaprepararon todo para celebrar “el grito” en familia, con comida mexicana y en compañía de algunos amigos, que no son pocos. Desde temprano comenzaron a llegar los invitados y también uno que otro colado, ya saben, el invitado del invitado.
—Buenas tardes —dijo Ana al entrar a casa de Yuliana.
—Pasa hija, pasa.Yuli está en su recámara —dijo Irma, la madre de Yuliana,después de saludarla afectuosamente y antes de continuar atendiendo a sus invitados.
Ana subió las escaleras que conducen a la planta alta, donde se encuentra la habitación de su amiga, y después de algunos minutos de conversación mientras Yuliana terminaba de arreglarse, ambas bajaron con una gran sonrisa en el rostro.
—Mamá, papá…ya nos vamos. Regreso más tarde. Ana y yo quedamos de vernos con otros compañeros de la prepa para ir a bailar.
—Con mucho cuidado, hija… —dijo Irma a manera de despedida.
—Recuerda: nada de alcohol. Y no olvides reportarte para saber que están bien —agregó Gonzalo, papá de Yuliana.
—Sí, sí… No se preocupen. Tendremosmucho cuidado.
Cuando llegaron al lugar que habían acordado previamente, ya las estaban esperando Paty, Omar y Diego.Después de un buen rato, Paty se dio cuenta de que ya faltaba poco para las doce de la noche; estaba algo aburrida debido a que se había pasado casi todoel tiempo sentada, por lo cual decidió despedirse de sus amigas y amigos, y tomar un taxi para regresar a su casa.
—No te vayas Paty, aguanta otro ratito y yo te llevo a tu casa —le dijo Diego.
—En serio estoy muy cansada y no quiero echarles a perder la noche, mejor tomo un taxi; ustedes sigan divirtiéndose —replicó Paty.
Cuando se dirigía a la salida, se topó con un joven que le pareció muy atractivo. Las miradas de ambos se encontraron y las sonrisas aparecieron. Él se veía un poco mayor.
—¿Estás acompañada o vienes sola? —preguntó el joven a manera de saludo.
—Ni lo uno ni lo otro. Vine acompañada y ya me voy —respondió Paty.
—Concédeme al menos esta pieza y yo te llevo a tu casa —dijo el joven con una sonrisa en los labios. A Paty le pareció encantador.
Después de bailar no una, sino varias canciones, Paty volvió a ver la hora en su teléfono celular. Ya era casi la una de la madrugada.
—Ahora sí ya me tengo que ir —le dijo a su compañero de baile.
—Pues si no hay de otra, ya ni modo…te llevo a tu casa —contestó él.
—Bueno… —asintió ella.
Cuando regresaba del baño, Diego alcanzó a ver que Paty salía del lugar acompañada de un hombre que él no reconoció. Inmediatamente avisó a los demás.
—Vamos rápido a ver qué onda —dijo Omar.
—Sí, vayan. Nosotras nos quedamos a ver lo de la cuenta y luego les decimos de a cuánto nos toca a cada quien —dijo Yuliana en tono preocupado.
Cuando Ana y Yuliana salieron del lugar después de pagar la cuenta, vieron que Omar y Diego discutían con el acompañante de Paty. El joven se retiró al ver que ellas se acercaban.
—¡¡¡¿¿¿Cómo se te ocurre???!!! —dijo Ana dirigiéndose a Paty.
—¿Conoces a ese tipo? —preguntó Yuliana.
—Lo acabo de conocer —respondió Paty— se llama Israel.
—¡No inventes! En serio que eso estuvo muy mal —recalcó Ana.
—Sí. Acuérdate lo que nos dijo mi mamá sobre eso: no aceptar las atenciones o ayuda de desconocidos si no las hemos solicitado; por muy simpáticos que parezcan —agregó Yuliana.
—Yuli tiene razón, Paty. Por muy simpático que parezca, no conoces realmente cuáles sean sus intenciones…
La Procuraduría General de Justicia invita a todas y todos los jóvenes a tomar en consideración las siguientes medidas de seguridad cuando salgan a divertirse:
No permitas ningún acercamiento físico que te resulte incómodo.
Rechaza cualquier ayuda o atención que no hayas solicitado.
Evita consumir alcohol. No lo necesitas para divertirte.
Si sales por la noche, trata de hacerte acompañar por amistades de tu entera confianza.
Ignora cualquier tipo de provocación o reto para hacer algo que realmente no deseas.
Evita manejar si has consumido alcohol.
Recuerda que ¡EN LA PREVENCIÓN, TÚ ERES LA PIEZA MÁS IMPOTANTE!