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Los oficios más odiados en pandemia

Los vendedores de servicios funerarios han tenido un trabajo difícil durante esta pandemia. (Cuartoscuro)
Los vendedores de servicios funerarios han tenido un trabajo difícil durante esta pandemia. (Cuartoscuro)

Ray Méndez Sin duda, hay oficios que durante la emergencia sanitaria de COVID-19 fueron de los más odiados por la población, pues se trata según refiere Alan Ramírez Flores, especialista en recuperación de cartera vencida, de aquellos que registran la mayor insatisfacción, enojo y repudio y éstos son: el ser personal de cobranza y vendedor … Leer más

Ray Méndez

Sin duda, hay oficios que durante la emergencia sanitaria de COVID-19 fueron de los más odiados por la población, pues se trata según refiere Alan Ramírez Flores, especialista en recuperación de cartera vencida, de aquellos que registran la mayor insatisfacción, enojo y repudio y éstos son: el ser personal de cobranza y vendedor de servicios funerarios.

“Los dos suelen asociarse con situaciones altamente frustrantes como la imposibilidad de pagar y la pérdida en su máxima expresión. Ambos oficios suelen ser odiados si no se realizan con gran profesionalismo y empatía. Y los dos trabajos, asimismo, son altamente demandados en época de pandemia”, refirió Ramírez Flores.

De acuerdo al directivo, ejercer tales oficios sin empatía, respeto y consideración, suele generar emociones negativas.

“En la cobranza esto implica nulos acuerdos que satisfagan a la empresa que otorgó el crédito y el cliente deudor”, dijo.

Mencionó que durante una crisis como la actual pandemia de COVID-19 existe una alta demanda de ambos oficios y se contrata personal “al vapor, sin preparación previa, y con altas expectativas de desempeño, aunque muchas veces, sobre todo en las pymes, sin otorgarles herramientas necesarias para efectuar su trabajo”.

En el caso de los vendedores de servicios funerarios éstos trabajan para cumplir altas métricas de monto de ventas y olvidan que los deudos de una persona que murió son personas que sufren y requieren apoyo, pero se llega al extremo de tratar de esquilmarlos o desestimar sus necesidades.

¿Y el personal de cobranza? En el 65 por ciento de los casos en las pequeñas y medianas empresas no se les otorga el empoderamiento necesario para negociar acuerdos o restructurar el adeudo. Al mismo tiempo, se les impone a los trabajadores métricas de desempeño imposibles e inamovibles.

Más aún: tanta presión genera que los cobradores traten de manera inapropiada a los clientes: humillen, insulten, griten o amenacen, también pueden empleen los datos de amigos o familiares de los clientes morosos para tratar de cobrar.

Aunque se trata un área de contacto muy importante para el cliente, sólo 33 por ciento de las empresas profesionalizan la cobranza, pero en general lo delegan a despachos externos improvisados o a un departamento interno que carece de infraestructura y preparación, sobre todo en las pymes, aseguró el CEO.

“Un error común es no llevar un escrito actualizado de los deudores e incluso confundir datos entre ellos, lo que genera que la queja más común entre los consumidores es recibir demandas de pagos de compras que nunca efectuaron o la insistencia de los cobradores por contactar a alguien que ni siquiera conocen”, dijo Ramírez Flores.

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