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El mundo desperdicia cerca del 40% de los alimentos cultivados

Juan Carlos Machorro La organización ambientalista WWF y la empresa Tesco publicaron el estudio “Enviado a la basura”, un nuevo documento que cuantifica la cantidad total de alimentos perdidos en las granjas a nivel mundial, revelando que se estima que 2 mil 500 millones de toneladas de alimentos no se consumen en todo el mundo … Leer más

Juan Carlos Machorro

La organización ambientalista WWF y la empresa Tesco publicaron el estudio “Enviado a la basura”, un nuevo documento que cuantifica la cantidad total de alimentos perdidos en las granjas a nivel mundial, revelando que se estima que 2 mil 500 millones de toneladas de alimentos no se consumen en todo el mundo cada año, de los cuales mil 200 millones de toneladas corresponden a explotaciones agrícolas.

Los datos indican que, de todos los alimentos cultivados, aproximadamente el 40 por ciento no se consume, lo que supera la cifra estimada anteriormente que era del 33 por ciento.

El problema es de tal magnitud que, en opinión de WWF, debe ser abordada en la pre-cumbre de sistemas alimentarios de la ONU que tendrá lugar del 26 al 28 de julio. La organización también pide que se incluya en las leyes de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario.

Enviado a la basura es la primera cuantificación de las pérdidas totales de alimentos en las granjas desde el 2011. Al combinar datos actualizados sobre la pérdida en las cadenas de suministro y el desperdicio en el comercio minorista y el consumo, tenemos una imagen más clara de la escala de la pérdida y el desperdicio de alimentos desde la granja hasta la mesa, lo cual demuestra por primera vez cuán imperativo es que este hecho ya no se pase por alto en los esfuerzos por mantener el calentamiento global por debajo de 1.5 ˚C grados.

La producción de alimentos utiliza una gran cantidad de tierra, agua y energía, por lo que los alimentos desperdiciados tienen un impacto significativo en el cambio climático; estimaciones anteriores sugieren que el desperdicio de alimentos representa el 8 por ciento de los gases de efecto invernadero (GEI). Los nuevos datos de Enviado a la basura indican que las cifras son aún más sustanciales y apuntan a una contribución de aproximadamente el 10 por ciento de todas las emisiones de GEI. Esto equivale a casi el doble de las emisiones producidas por todos los automóviles conducidos en los Estados Unidos y Europa en un año.

Y, a medida que el uso de recursos agrícolas se expande en todo el mundo, se utilizan 4.4 millones de km² de tierras agrícolas y 760 km³ de agua para producir los 1.200 millones de toneladas de alimentos que se pierden antes, durante y después de la cosecha o que se desvían a otros usos, como la alimentación animal y los biocombustibles. Ello equivale a una masa de tierra más grande que el subcontinente indio y un volumen de agua equivalente a 304 millones de piscinas olímpicas, y esto ni siquiera incluye los recursos adicionales utilizados para producir alimentos, que se desperdician más adelante en la cadena de suministro.

El informe muestra que las pérdidas per cápita en las explotaciones agrícolas son generalmente más altas en las regiones industrializadas. A pesar de tener una mayor mecanización agrícola y solo el 37 por ciento de la población mundial, los países de ingresos altos y medianos de Europa, América del Norte y Asia industrializada contribuyen con el 58 por ciento de los desechos de las cosechas mundiales.

“Sabemos desde hace años que la pérdida y el desperdicio de alimentos es un gran problema que se puede minimizar, lo que a su vez podría reducir el impacto de los sistemas alimentarios en la naturaleza y el clima. Este informe nos muestra que es probable que el problema sea más grande de lo que pensábamos”, dijo Pete Pearson, líder de la iniciativa mundial de pérdida y desperdicio de alimentos de WWF. “Más del 50 por ciento de los alimentos que no se consumen se pierden en las granjas, pero esto no es solo un problema en las regiones en desarrollo, es un problema mundial”.

Enviado a la basura proporciona ahora un camino para que las partes interesadas en los sistemas alimentarios globales aborden la pérdida y el desperdicio de alimentos, particularmente en las granjas, un área que hasta la fecha se ha pasado por alto y de manera constante permanece sin medir.

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