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Temor y cautela por COVID-19 arrebatan empleos en el mundo

Temor y cautela por COVID-19 arrebatan empleos en el mundo / Foto: AP
Temor y cautela por COVID-19 arrebatan empleos en el mundo / Foto: AP

Las restricciones impuestas en diferentes naciones por la crisis sanitaria afectaron las finanzas de los comercios y por ende, los empleos Reabren fábricas y negocios y se reactiva la economía., pero muchos empleos no volverán. Es la dura realidad que enfrentan numerosos empleados, desde meseros de restaurantes de Tailandia hasta los trabajadores de fábricas automotrices … Leer más

Las restricciones impuestas en diferentes naciones por la crisis sanitaria afectaron las finanzas de los comercios y por ende, los empleos

Reabren fábricas y negocios y se reactiva la economía., pero muchos empleos no volverán. Es la dura realidad que enfrentan numerosos empleados, desde meseros de restaurantes de Tailandia hasta los trabajadores de fábricas automotrices de Francia, luego de que la pandemia acelerase el deterioro de industrias y agravase la turbulencia del mercado laboral de todo el mundo.

Esto implica que se gastará menos en los negocios y restaurantes que sobrevivan, así como en viajes, con el consiguiente impacto en las economías de países tanto ricos como pobres.

LA ASISTENTE DE CHEF

Cuando Wannapa Kotabin consiguió trabajo como ayudante de chef en la cocina de uno de los mejores restaurantes italianos de Bangkok, pensó que su futuro estaba asegurado. Cinco años después, hace cola en una oficina que atiende a personas que se quedaron sin empleo.

El gobierno ordenó el cierre de todos los restaurantes en marzo para combatir el coronavirus y Wannapa, de 38 años de edad, ha estado gastando sus ahorros en comida y vivienda.

Cuando se autorizó la reapertura de los restaurantes en mayo, los dueños del establecimiento donde ella laboraba les dijeron a sus empleados que el cierre era permanente.

“Jamás pensé que podía pasar esto”, comentó. “Es como si me hubiesen destrozado el corazón dos veces”.

Los restaurantes de Bangkok están despidiendo gente, no contratando, dice Wannapa. Ella puede cobrar un seguro de desempleo por cierto tiempo y teme que, si no encuentra trabajo, tenga que volver a la plantación de caucho de su familia y empezar de nuevo.

EL PROGRAMADOR

Cuando surgió el brote de coronavirus, al programador de ‘software’ israelí Itamar Lev le dijeron que trabajase desde su casa. Luego la empresa de publicidad por internet para la que trabajaba le rebajó el sueldo un 20 por ciento. Y cuando se empezaron a levantar las restricciones, fue despedido.

Lev, de 44 años de edad, es uno de los cientos de miles de israelíes que se quedaron sin trabajo por la pandemia, más del 25 por ciento de la fuerza laboral.

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“Pasó todo muy rápido. No estaba preparado para esto”, dice Lev.

La empresa de Lev perdió muchos contratos y tuvo que reducir el personal. Él comenta que lo trataron con mucho respeto y que se siente una víctima de los tiempos que vivimos.

Se prepara para entrevistas y confía en que conseguirá algo pronto. En un país acostumbrado a los grandes vaivenes por las guerras, dice que los israelíes tal vez sepan sobrellevar mejor que otros la agitación actual.

De todos modos, afirma que esta vez se siente diferente. Su esposa, una instructora de danza que trabaja por su cuenta, también se quedó sin ingresos y la pareja vive de sus ahorros en estos momentos.

 

LA EMPLEADA DE LIMPIEZA

Uno de los sectores tal vez más golpeados por el virus en el terreno laboral es el de empleadas domésticas como Awino, quien perdió su trabajo con una de las obras caritativas de la Madre Teresa de Nairobi, Kenia, donde llevaba 15 años trabajando. Vive en una modesta casa con sus cuatro hijas, incluida una que tiene epilepsia y requiere un costoso tratamiento médico. Usan un baño público. No tiene noticias de su marido desde hace nueve años.

Al quedarse sin su sueldo de 150 dólares al mes, compra pollo y lo fríe en la calle para venderlo.

“Desde que me despidieron por la COVID-19, pongo todas mis energías en mi negocio”, señaló.

 

DECISIONES COMPLICADAS

Numerosas empresas que enfrentaban situaciones difíciles antes de la recesión ya no pueden postergar decisiones duras. Y por más que se reanude la actividad y reabran los negocios, mucha gente se muestra cautelosas con sus gastos por temor al virus y por la incertidumbre en torno al futuro.

“Algunas firmas que tenían una situación saludable antes de la paralización de actividades irán a la quiebra”, explicó la consultora Capital Economics.

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