La responsabilidad de servir a los demás
En tiempos de coronavirus, existen personas que, conscientes de su labor, continúan trabajando para evitar afectaciones a terceros Carlos Uriegas Hay personas que no pueden parar y César, quien es el encargado de una farmacia, lo sabe. Entiende la responsabilidad que tiene y acepta un trabajo en el que se expone a contagiarse de coronavirus. … Leer más
En tiempos de coronavirus, existen personas que, conscientes de su labor, continúan trabajando para evitar afectaciones a terceros
Carlos Uriegas
Hay personas que no pueden parar y César, quien es el encargado de una farmacia, lo sabe. Entiende la responsabilidad que tiene y acepta un trabajo en el que se expone a contagiarse de coronavirus.
Se siente bien ser el apoyo de la gente, a pesar de que ellos no pueden salir. Nosotros no tenemos de otra, más que estar aquí. Se siente bien poderles brindar el apoyo. Tenemos la capacitación y medidas para poder trabajar en la farmacia. Seguimos igual con el horario normal de 24 horas”, explica el responsable del establecimiento ubicado en Jardines de Querétaro.
El saber que en dos o tres semanas habrá menos gente en las calles y más riesgo de contagio le provocan a César ciertos nervios, la información y capacitación adquirida le da cierta tranquilidad.
Creo que se verán más los efectos de los contagios, pero estamos tranquilos. A lo mejor no somos héroes, pero estamos conscientes de nuestro trabajo, de que tenemos que estar aquí,” comenta César, quien lleva siete años trabajando para la cadena farmacéutica.
HERMANOS UNIDOS POR LA SALUD
Los hermanos Víctor y Pablo Acevedo tienen una tienda que vende al público distintos materiales médicos, ortopédicos, de rehabilitación, equipo médico, instrumental quirúrgico y material de curación… el de mayor demanda en este momento.
La responsabilidad es muy grande, más en este momento, porque ofrecemos productos que un paciente requiere sí o sí, sobre todo materiales de curación como cubrebocas, antisépticos, geles. Si cerramos, le negaríamos un producto para curación”, explica Pablo Acevedo.
Entienden lo que es ser parte esencial en un momento de crisis sanitaria, lo que asumen como una tradición, ya que su familia tiene toda la vida dedicada a las tiendas de insumos médicos.
“Estamos en el giro de la salud desde hace mucho tiempo y el reto actual es dar abasto a todos nuestros clientes. De una manera justa y equitativa, ya que se están dando escenarios en los que llega una persona que quiere llevarse todo de una sola vez, pero debemos pensar que atendemos a muchas personas, no a una sola”, comenta Víctor Acevedo.
Ambos hermanos reconocen que los precios de algunos productos se han elevado ante la oferta y la demanda, ya que desde los fabricantes han subido algunos precios desde el 50 hasta el 100 por ciento, sobre todo los productos importados.
En lo personal, sí se sienten preocupados, debido a que muchos de sus clientes que acuden a su tienda están enfermos o, bien, tratan con ellos.
“Sí hay preocupación, pero tomamos acciones para protegernos. Limpiamos constantemente y usamos cubrebocas. Aquí seguiremos físicamente o por internet”, explican los Acevedo, quienes están abiertos todos los días en la Avenida Circunvalación.
LA GASOLINA ES INDISPENSABLE
Así como hay espacios indispensables para la salud, hay otros cuya venta es necesaria para el funcionamiento y la operación de una ciudad, como lo son las estaciones de gasolina.
Rodrigo García Morales, responsable de una unidad de servicio, reconoce que las ventas han bajado considerablemente.
“Hay muchos menos vehículos, aunque siguen viniendo los clientes frecuentes. Pero, al no haber clases o trabajos, sí está bajando y creemos que bajará más. Sabemos que no podemos cerrar”, admite el responsable de la gasolinera.
Una de las acciones que han tomado es que se realicen más pagos con tarjeta de crédito para evitar el manejo de efectivo; una reconocida fuente de contagio de COVID-19 y muchas otras enfermedades.
“Tratamos de que los usuarios paguen con tarjeta de crédito, en la medida de lo posible”, comenta mientras nos muestra los guantes, originalmente blancos y que se vuelven negros por contar el efectivo.
“Lo que nos preocupa más son los despachadores, quienes reciben las propinas y al ver poca afluencia sí les preocupa. Entienden que el servicio que brindamos no podemos dejarlo. Aunque sean pocos, necesitan combustible, por lo que seguiremos dando el servicio”.
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