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Carmel, la ciudad que ama las glorietas

Cara Buckley Una ciudad de Indiana tiene la mayor cantidad de glorietas del país. Estas construcciones viales han salvado vidas y además reducen los choques y las emisiones de carbono. Carmel, Indiana: Cada vez es más difícil pasarse una luz roja aquí porque cada vez hay menos semáforos. Cada año, en las intersecciones de esta … Leer más

Cara Buckley

Una ciudad de Indiana tiene la mayor cantidad de glorietas del país. Estas construcciones viales han salvado vidas y además reducen los choques y las emisiones de carbono.

Carmel, Indiana: Cada vez es más difícil pasarse una luz roja aquí porque cada vez hay menos semáforos. Cada año, en las intersecciones de esta próspera ciudad, los semáforos y los avisos de alto han desaparecido para ser reemplazados por rotondas, esos pasos viales también llamados óvalos, glorietas o redondeles.Hay muchas muchas rotondas.

Está la rotonda decorada con un galgo, la mascota de la secundaria local, y otra engalanada con enormes flores de metal. Solo un tramo de casi cinco kilómetros de la calle Main de Carmel tiene 11 rotondas. Tal vez la más apreciada por los habitantes sea una que tiene setos en forma de caja y una fuente de bronce de tres pisos hecha en Francia. En 2016, fue nombrada ‘Rotonda Internacional del Año’ nada menos que por la Sociedad de Aprecio a las Rotondas del Reino Unido.

Carmel, una ciudad al norte de Indianápolis con unos 102 mil habitantes, cuenta con alrededor de 140 rotondas y se espera que próximamente se construyan unas 10 más. La seguridad es la principal justificación para las glorietas porque, comparadas con las intersecciones normales, reducen de manera significativa las lesiones y las muertes… pero también hay un beneficio para el clima.

Como las rotondas modernas no cuentan con semáforos donde los autos se detienen y permanecen en ralentí, no consumen tanta gasolina. Aunque hay pocos estudios, el exingeniero de la ciudad de Carmel, Mike McBride, calcula que cada rotonda ahorra unos 20 mil galones de combustible al año, logrando que, anualmente, los autos de Carmel emitan casi 30 toneladas menos de emisiones de carbono que calientan al planeta; y, en general, los funcionarios de carreteras de Estados Unidos coinciden en que las rotondas reducen las emisiones de los tubos de escape.

Las glorietas tampoco requieren electricidad y, a diferencia de los semáforos, funcionan incluso después de una fuerte tormenta, una ventaja en estos tiempos de turbulencia meteorológica.

Las rotondas modernas, en comparación, son compactas, tienen límites de velocidad más bajos, ceden el tránsito en vez de detenerlo y por lo general consisten de menos carriles. A diferencia de las rotondas de tráfico donde los automóviles entran en ángulos de 90 grados, el tráfico fluye hacia las rotondas modernas en un ángulo más pequeño, reduciendo drásticamente las posibilidades de congestión vehicular.

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