Anúnciate aquí

Cuestionan al FMI por sus políticas

Cuestionan al FMI por sus políticas
Cuestionan al FMI por sus políticas

Patricia Cohen Dentro de la agenda para la reunión anual del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, que se celebrará la próxima semana en Washington, se encuentran el acceso desigual a las vacunas. También la inequidad económica extrema. De igual manera los precios al alza de los alimentos y las enormes deudas. Un tema … Leer más

Patricia Cohen

Dentro de la agenda para la reunión anual del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, que se celebrará la próxima semana en Washington, se encuentran el acceso desigual a las vacunas. También la inequidad económica extrema. De igual manera los precios al alza de los alimentos y las enormes deudas.

Un tema apremiante que no está contemplado en el programa oficial es la controversia en que se ha visto envuelta en las últimas semanas la directora del FMI, Kristalina Georgieva. Esto está poniendo en riesgo su liderazgo.

El mes pasado, una investigación incriminó a Georgieva de haber manipulado datos para hacer parecer que China era un país con condiciones más favorables para los negocios. Esto en un informe de 2018. En ese entonces era directora general del Banco Mundial. Georgieva ha negado haber realizado alguna acción indebida.

Este escándalo se ha centrado tanto en la credibilidad del banco. Se toman decisiones de miles de millones de dólares con base en su información. Como en la culpabilidad de Georgieva.

EL FUTURO DEL FMI

No obstante, detrás del debate sobre su futuro se esconden preguntas fundamentales acerca de la función cambiante del FMI. Este ha ayudado a orientar el sistema financiero y económico del mundo desde que terminó la Segunda Guerra Mundial.

El FMI, al cual se solía considerar, en sentido estricto, un guardián financiero y el organismo que era el primero en atender a los países con crisis financieras, en fechas más recientes ha ayudado a manejar dos de los riesgos más importantes para la economía mundial: la desigualdad extrema y el cambio climático.

Sin embargo, algunos grupos de interés se han inquietado por el alcance de las ambiciones del fondo. También por su intervención en el ámbito de los proyectos sociales y de desarrollo a largo plazo, tradicionalmente atendidos por el Banco Mundial. Además, están en contra de lo que se percibe como un sesgo progresista.

“Vemos que una corriente modernizadora está llegando a las instituciones financieras importantes. Cosa que está generando cierta tensión”. Así lo señaló Adam Tooze, historiador de la Universidad de Columbia y autor de ‘Shutdown: How COVID Shook the World’s Economy’.

PRESIONES DEL FMI

Hay algunas otras presiones que también aquejan a este organismo. Washington sigue siendo la sede de las oficinas centrales del FMI. Esto debido a que aporta más dinero que cualquier otro país. Estados Unidos es el único de los 190 países miembro con derecho de veto. Pero China, al igual que otros países emergentes, ha desafiado cada vez más su supremacía. Lo anterior ha tensado aún más las relaciones entre estos países, ya de por sí puestas a prueba por el comercio y otras presiones.

La disposición de la Reserva Federal y de otros bancos centrales para inyectar billones de dólares en la economía global con el fin de limitar las desaceleraciones económicas también significa que otros prestamistas, aparte del FMI, tienen suficiente dinero excedente a la mano para prestar a los países en apuros. Con su ambiciosa Iniciativa de la Franja y la Ruta, China también ha expandido mucho sus préstamos a gobiernos extranjeros. Esto para proyectos de infraestructura.

Al mismo tiempo, en general, ya se consideran obsoletas ciertas creencias que se mantienen desde hace mucho tiempo. Estas son el enfoque exclusivo en el crecimiento de las economías sin tomar en cuenta problemas como la desigualdad y el daño ambiental. Además, en muchos círculos, la receta favorita para ayudar a los países muy endeudados que era habitual en la década de 1990 y principios de la década de 2000 ha perdido popularidad. Estas son la austeridad, privatización de servicios gubernamentales y desregulación. Se ha demostrado que son punitivas y, por lo regular, contraproducentes.

CUESTIONAMIENTOS AÑEJOS

El debate sobre el papel del FMI ya estaba en efervescencia antes del nombramiento de Georgieva. Ella este mes comenzó el tercer año de su periodo de cinco años. Pero se ha inclinado por ampliar las funciones del organismo. Esta economista búlgara, la primera persona procedente de una economía emergente en dirigir el fondo, reforzó la atención que habían prestado sus predecesores a la desigualdad creciente e hizo del cambio climático una prioridad. Ha exhortado a eliminar todos los subsidios para los combustibles fósiles, poner un impuesto al carbono. Realizó inversiones importantes en tecnologías limpias.

Georgieva ha sostenido que a pesar de lo eficiente y lógico que pueda ser el mercado, los gobiernos deben intervenir para corregir fallas intrínsecas. Estas puedan provocar un desastre ambiental y oportunidades sumamente inequitativas. Ahora, el concepto clave es la deuda sustentable y no la austeridad.

La pandemia de coronavirus intensificó de manera despiadada los problemas existentes. Estos son la desnutrición, atención médica deficiente, pobreza creciente y un mundo interconectado vulnerable al desastre ambiental. Georgieva instó a que se tomaran medidas.

TRANSFORMAR LA ECONOMÍA

Esta era “una oportunidad única para promover una transformación de la economía”, a fin de hacerla más ecológica y justa, comentó.

En 2020, el FMI rechazó la postura severa de algunos acreedores de Wall Street contra Argentina. En cambio, recalcó la necesidad de proteger a “los más débiles de la sociedad” y perdonar la deuda que supere la capacidad de pago de algún país.

Este año, Georgieva creó un fondo de reserva especial de 650 mil millones de dólares para ayudar a los países con problemas a financiar su atención médica. También para comprar vacunas y pagar su deuda durante la pandemia.

Esa postura no siempre les ha sentado bien a los conservadores de Washington y Wall Street.

Cuando se hizo esta propuesta en 2020, el expresidente Donald Trump se opuso de inmediato a la creación de los nuevos fondos de reserva. Estos son  llamados derechos especiales de giro, y los congresistas republicanos han seguido con esa misma actitud crítica. Argumentan que estos fondos ayudan principalmente a los adversarios de Estados Unidos, como China, Rusia, Siria e Irán, mientras que hacen muy poco por los países pobres.

ESTADOS UNIDOS CONTRA LOS PAÍSES POBRES

El programa activista para combatir el cambio climático de Georgieva también ha entrado en conflicto con los congresistas republicanos, quienes se han opuesto a la fijación de impuestos al carbono y han presionado para retirarse de las iniciativas multinacionales, como la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y el Acuerdo de París sobre el cambio climático.

Lo mismo ha sucedido con su defensa a un impuesto corporativo global mínimo como el que aceptaron más de 130 países el viernes.

En julio, Lawrence D. Fink, quien dirige BlackRock, la empresa de administración de inversiones más grande del mundo, y no estuvo de acuerdo con la postura del FMI en el caso de Argentina, calificó de anacrónicos al FMI y al Banco Mundial y afirmó que tenían que “reconsiderar sus funciones”.

Sea cual sea la función que cada quien prefiera que tenga el FMI (tradicional, ampliada o una totalmente distinta), este escándalo es tanto una distracción como una amenaza.

Nicholas Stern, un economista británico que fungió como economista en jefe y vicepresidente sénior del Banco Mundial, aseguró que esta controversia no podía haber llegado en un peor momento.

“Los próximos años son de vital importancia para la estabilidad futura de la economía mundial y del medioambiente”. Así escribió en una carta dirigida al consejo del FMI en apoyo a Georgieva. “Desde la Segunda Guerra Mundial no habíamos estado en una época tan decisiva”.

MT

Anúnciate aquí

Anúnciate aquí

Anúnciate aquí