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Crece la pobreza de aprendizaje en Latinoamérica por la pandemia

Foto: Cuartoscuro
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A la fecha, 71% de estudiantes de secundaria presenta incapacidad de comprensión de textos Redacción   Debido al cierre masivo de escuelas, a febrero de 2021, alrededor de 120 millones de niños en edad escolar habían perdido o corrían el riesgo de perder un año completo presencial del calendario escolar, con graves impactos educativos, advierte … Leer más

A la fecha, 71% de estudiantes de secundaria presenta incapacidad de comprensión de textos

Redacción

 

Debido al cierre masivo de escuelas, a febrero de 2021, alrededor de 120 millones de niños en edad escolar habían perdido o corrían el riesgo de perder un año completo presencial del calendario escolar, con graves impactos educativos, advierte el informe “Los costos y la respuesta ante el impacto de la pandemia de COVID-19 en el sector educativo de América Latina y el Caribe”, del Banco Mundial.

La “pobreza de aprendizaje”, definida como el porcentaje de niños de 10 años incapaces de leer y comprender un relato simple, podría haber crecido más de 20 por ciento, de 51 a 62.5 por ciento, lo que podría equivaler a 7.6 millones adicionales de niños y niñas en educación primaria “pobres de aprendizaje” en la región.

Según la publicación, es imprescindible actuar de manera urgente a fin de revertir la situación. Los países de la región deben prepararse para la reapertura segura y efectiva de las escuelas a nivel nacional, con el financiamiento necesario.

“Esta es la peor crisis educativa jamás vista en la región y nos preocupa que podría tener consecuencias graves y duraderas para toda una generación, en especial entre los sectores más vulnerables”, dijo Carlos Felipe Jaramillo, vicepresidente del Banco Mundial en Latinoamérica.

Las políticas latinoamericanas deberían enfocarse en garantizar que la reapertura de las escuelas alcance a todos los niños en edad escolar, creando las condiciones para una educación híbrida efectiva, en la que coexistan la educación presencial y la educación a distancia en las mismas escuelas, lo que constituirá la nueva normalidad durante los próximos meses.

A nivel regional, menos del 43 por ciento de las escuelas primarias y menos del 62 por ciento de los colegios secundarios tienen acceso a internet con fines pedagógicos.

En el caso de México, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) presenta los resultados de la Encuesta para la Medición del Impacto COVID-19 en la Educación (ECOVID-ED) 2020, detalla que 33.6 millones de personas entre los 3 y 29 años estuvieron inscritas en el ciclo escolar 2019-2020 (62.0 por ciento del total). De ellas, 740 mil (2.2 por ciento) no concluyeron el ciclo escolar: 58.9 por ciento, por alguna razón asociada a la COVID-19 y 8.9 por ciento por falta de dinero o recursos.

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Además que los motivos asociados a la COVID-19 para no inscribirse en el ciclo escolar vigente (2020-2021) en México, 26.6 por ciento considera que las clases a distancia son poco funcionales para el aprendizaje; 25.3 por ciento señala que alguno de sus padres o tutores se quedaron sin trabajo, 21.9 por ciento carece de computadora, otros dispositivo o conexión de internet.

De acuerdo con el informe del Banco Mundial, luego de 10 meses (un año escolar) sin clases, 71 por ciento de los estudiantes de los primeros años de la escuela secundaria pueden no ser capaces de comprender adecuadamente un texto de moderada extensión. Antes de la pandemia la cifra era de 55 por ciento. Y si los colegios permanecen cerrados por otros tres meses, el porcentaje ascendería a 77 por ciento. Más aún, estas pérdidas no son iguales para todos los sectores sino que afectan principalmente al quintil inferior en la escala de ingresos, lo que según el informe podría haber ensanchado en un 12 por ciento adicional la ya elevada brecha socioeconómica en materia de resultados educativos.

A futuro, la enorme pérdida de educación, capital humano y productividad se podría traducir en una caída de ingresos agregados a nivel regional de 1,7 billones de dólares, o aproximadamente 10 por ciento del cálculo base.

A estos impactos negativos se añaden la posibilidad de que las deserciones escolares se incrementen por lo menos en 15 por ciento debido a la pandemia y, también, a la interrupción de servicios que muchos niños recibían en las escuelas, como los programas de alimentación escolar, que beneficiaban a 10 millones de estudiantes en la región. El cierre de las escuelas concluye el informe, tiene consecuencias físicas, psicológicas y emocionales dramáticas para los niños, niñas, adolescentes y jóvenes.

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