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Ha llegado la hora de escudriñar en los impuestos de Trump

Por todo lo que revelan, las declaraciones hacendarias tienen limitaciones. Pero otros documentos de los contadores del expresidente pueden ayudar a dimensionar sus finanzas Mike McIntire / NYT Cuando los fiscales de Nueva York finalmente analicen las declaraciones de impuestos federales del expresidente Donald Trump, descubrirán una verdadera guía práctica para hacerte rico, mientras pierdes … Leer más

Por todo lo que revelan, las declaraciones hacendarias tienen limitaciones. Pero otros documentos de los contadores del expresidente pueden ayudar a dimensionar sus finanzas

Mike McIntire / NYT

Cuando los fiscales de Nueva York finalmente analicen las declaraciones de impuestos federales del expresidente Donald Trump, descubrirán una verdadera guía práctica para hacerte rico, mientras pierdes millones de dólares y pagas poco o ningún impuesto sobre la renta.

Sin embargo, encontrar pruebas de delitos también dependerá de otra información que no se encuentra en las declaraciones.

El lunes, la Corte Suprema de Estados Unidos despejó el camino para que el fiscal de distrito de Manhattan, Cyrus R. Vance Jr., tenga acceso a ocho años de las declaraciones de impuestos federales sobre la renta de Trump y otros registros de sus contadores. La decisión culminó una larga batalla legal sobre el acceso de los fiscales a esa información.

El año pasado, The New York Times ofreció un adelanto de lo que le espera a Vance, cuando obtuvo y analizó décadas de datos de impuestos sobre la renta de Trump y sus empresas. Los registros fiscales brindan una visión sin precedentes y muy detallada del mundo bizantino de las finanzas de Trump, algo de lo que se jactó durante años y que, simultáneamente, trató de mantener en secreto.

El análisis del Times mostró que el expresidente reportó cientos de millones de dólares en pérdidas comerciales, pasó años sin pagar impuestos federales sobre la renta y enfrenta una auditoría del Servicio de Impuestos Internos (IRS, por su sigla en inglés) por un reembolso de impuestos de 72,9 millones de dólares que reclamó hace una década.

Entre otras cosas, los documentos revelaron que Trump solo había pagado 750 dólares en impuestos federales sobre la renta durante su primer año como presidente y ningún impuesto sobre la renta en 10 de los 15 años previos. También mostraron que había incluido 26 millones de dólares en “honorarios de consultoría” como un gasto comercial entre 2010 y 2018, algunos de los cuales parecen haber sido pagados a su hija mayor, Ivanka Trump, mientras ella era una empleada asalariada de la Organización Trump.

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Desde entonces, la legitimidad de los honorarios, que redujeron la renta imponible de Trump, se ha convertido en un tema de investigación para Vance, así como en una investigación civil separada de Letitia James, la fiscal general de Nueva York. James y Vance son demócratas, y Trump ha tratado de decir que las múltiples investigaciones tienen motivaciones políticas, mientras niega cualquier irregularidad.

La oficina de Vance emitió citaciones y ha realizado entrevistas en los últimos meses, mientras analiza una serie de asuntos financieros como la posibilidad de que la Organización Trump haya tergiversado el valor de sus activos al obtener préstamos o pagar impuestos a la propiedad, así como el pago de 130.000 dólares como parte de un acuerdo de confidencialidad con Stephanie Clifford, la actriz de cine pornográfico cuyo nombre artístico es Stormy Daniels, durante la campaña de 2016. Entre los entrevistados se encuentran empleados del Deutsche Bank, uno de los mayores prestamistas de Trump.

A pesar de todas sus revelaciones, los registros fiscales de Trump también son importantes por lo que no muestran, incluidos los nuevos detalles sobre el pago a Clifford, que fue el foco inicial de la investigación de Vance cuando comenzó hace dos años.

Las declaraciones de impuestos representan la contabilidad de ingresos y gastos y, a menudo, carecen de la especificidad requerida para saber, por ejemplo, si los costos legales relacionados con los pagos del acuerdo de confidencialidad se incluyeron como una cancelación de impuestos o si el dinero de Rusia alguna vez se movió a través de las cuentas bancarias de Trump. La ausencia de ese nivel de detalle subraya el valor potencial de otros registros a los que Vance obtuvo acceso con la decisión de la Corte Suprema del lunes.

Además de las declaraciones de impuestos, los contadores de Trump, Mazars USA, también deben producir registros comerciales en los que se basan esas declaraciones y comunicaciones con la Organización Trump. Ese material podría proporcionar un contexto y antecedentes importantes para las decisiones que Trump o sus contadores tomaron al prepararse para declarar impuestos.

John D. Fort, exjefe de la división de investigación criminal del IRS, dijo que las declaraciones de impuestos eran una herramienta útil para descubrir pistas, pero que solo podían entenderse completamente con información financiera adicional obtenida en otros lugares.

“Es un documento financiero personal muy importante, pero solo es una pieza del rompecabezas”, dijo Fort, director de investigaciones de Kostelanetz & Fink en Washington. “Lo que se encuentre en la declaración deberá ser objeto de entrevistas y citaciones”.

Sin embargo, la investigación del Times sobre los impuestos de Trump expuso una serie de afirmaciones engañosas y falsedades que ha propagado sobre su riqueza y astucia comercial.

Numerosas afirmaciones de Trump sobre su generosa filantropía se desmoronaron tras el análisis de sus declaraciones de impuestos, lo que generó dudas sobre la cantidad de ciertas donaciones y la naturaleza general de sus donaciones deducibles de impuestos. Por ejemplo, 119,3 millones de dólares de los aproximadamente 130 millones en deducciones caritativas que declaró desde 2005 resultaron ser el valor estimado de los compromisos de no desarrollar bienes raíces, a veces después de que fracasara un proyecto planificado.

Se sabe que al menos dos de esas deducciones caritativas basadas en terrenos, una relacionada con un campo de golf en Los Ángeles y la otra con una finca de Westchester llamada Seven Springs, forman parte de la investigación civil de James, quien está examinando si las tasaciones inflaron las deducciones fiscales.

En términos más generales, los registros fiscales mostraron cómo la información pública que presentó como candidato, y luego como presidente, ofrecieron una visión distorsionada de sus finanzas generales al reportar números brillantes en sus campos de golf, hoteles y otras empresas en función de los ingresos brutos que recaudaban cada año. El resultado final real, después de las pérdidas y los gastos, era mucho más sombrío: en 2018, mientras que las declaraciones públicas de Trump mostraban 434,9 millones de dólares en ingresos, sus declaraciones de impuestos presentaron un total de 47,4 millones en pérdidas.

Y esos números tan ominosos no eran una anomalía. Los numerosos campos de golf de Trump, un componente central de su imperio empresarial, registraron pérdidas de 315,6 millones de dólares entre 2000 y 2018, mientras que los ingresos derivados de la concesión de licencias de su nombre a hoteles y complejos turísticos prácticamente se habían agotado cuando ingresó a la Casa Blanca. Además, Trump tiene cientos de millones de dólares en préstamos, muchos de los cuales garantizó personalmente, que vencen en los próximos años.

La investigación del Times también descubrió que se enfrenta a una auditoría del IRS centrada en el enorme reembolso que reclamó en 2010, que cubría todos los impuestos federales sobre la renta que pagó de 2005 a 2008, más los intereses. Trump citó repetidamente la auditoría en curso como la razón por la que no podía publicar sus declaraciones de impuestos, después de decir inicialmente que lo haría, aunque nada en el proceso de auditoría le impedía hacerlo.

Si, en última instancia, el IRS fallara en su contra, Trump podría verse obligado a tener que devolver más de 100 millones de dólares, teniendo en cuenta los intereses y las posibles multas, además de unos 21,2 millones en devoluciones de impuestos estatales y locales que se basaron en las cifras de sus archivos federales.

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