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Desigualdad afecta el bienestar de millones de personas: ONU

Foto: Freepik
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Los niveles de desigualdad están volviendo a subir en algunas naciones que la habían visto decaer, tales como Argentina, Brasil y México De acuerdo al Informe Social Mundial 2020, la creciente desigualdad, tanto en los países en desarrollo como en los ricos, exacerba las divisiones sociales y ralentiza el avance económico y social. El informe … Leer más

Los niveles de desigualdad están volviendo a subir en algunas naciones que la habían visto decaer, tales como Argentina, Brasil y México

De acuerdo al Informe Social Mundial 2020, la creciente desigualdad, tanto en los países en desarrollo como en los ricos, exacerba las divisiones sociales y ralentiza el avance económico y social.

El informe retomado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) destaca que más de dos tercios de la población mundial vive en países donde la desigualdad ha crecido. Sin embargo, no es inevitable. Aunque América Latina es una región con los niveles de desigualdad más altos, desde los años 90 ha conseguido rebajarla en muchos lugares.

La mala noticia es que está volviendo a subir en algunas naciones que la habían visto decaer en años recientes, tales como Argentina, Brasil y México.

De acuerdo con el informe, preparado por el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales, las sociedades que son muy desiguales son menos efectivas a la hora de reducir la pobreza, crecen más despacio, y cierran la puerta al avance social y económico.

El 1% se lo lleva casi todo

El 1% más rico de la población tiene cada vez más dinero, mientras que el 40% más pobre obtiene menos de un 25% de los ingresos.

Para António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas, la disparidad de ingresos y la falta de oportunidades “están creando un círculo vicioso de desigualdad, frustración y descontento entre generaciones”.

El informe da pruebas de cómo la innovación tecnológica, el cambio climático, la urbanización y la migración internacional están afectando la tendencia de la desigualdad.

A ese respecto, Guterres asegura que el informe envía una señal clara: “el curso futuro de estos asuntos complejos no es irreversible”. Todos esos fenómenos pueden ser embridados para crear un mundo más equitativo y sostenible. Pero advierte también que, de no hacerlo, pueden “dividirnos aún más”.

El significado de no dejar a nadie atrás

Los Objetivos de Desarrollo, adaptados en 2015 por todos los países, están cosidos con el hilo de un principio, el de no dejar a nadie atrás. Ese principio ataca la desigualdad.

La causa mayor de la tendencia hacia la desigualdad son las políticas de los Gobiernos.

Marta Roig, autora del informe, señaló en una entrevista con Noticias ONU que más allá de la globalización o la revolución tecnológica, “la causa mayor de la tendencia hacia la desigualdad son las políticas de los Gobiernos”.

El informe revela que el extraordinario crecimiento económico registrado en las últimas décadas ha fracasado en cerrar las divisiones entre los países y dentro de ellos.

La desigualdad entre países llevará inevitablemente a la migración pero, si está se gestiona de forma adecuada, no solo beneficiará a los migrantes sino que también ayudará a reducir la pobreza y las diferencias sociales y económicas.

Uno de los lugares donde más se observa la desigualdad es en las ciudades, precisamente en un mundo en proceso de urbanización porque las urbes ofrecen, a priori, mayores salidas que el campo. Pero esas ventajas no podrán sostenerse si no se reduce la desigualdad, asegura el informe.

¿Qué se puede hacer?

Marta Roig, autora del informe, explicó que aunque cada país tiene unas condiciones particulares, el informe expone una serie de medidas generales y de áreas concretas en las que hay que actuar para tratar de revertir la desigualdad. Entre esas medidas destacó “la promoción de la igualdad de oportunidades”, a través de la inversión en educación, en sistemas de salud, y en el paso del sistema educativo al mercado de trabajo.

Otra medida es “trabajar sobre los sistemas impositivos” para hacerlos más progresivos. “No hay otra”, señala, ya que “si se quieren tener recursos públicos para invertir en educación y salud no hay que otra que tener ingresos públicos que se colectan a través de los impuestos”. La experta también propone invertir “en una seguridad social que pueda proteger a los individuos cuando haya una situación de desempleo, cuando se jubila o cuando hay una discapacidad”.

LRR / ONU

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