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Especial: Emergen secuelas mentales y físicas por COVID-19

Carlos Uriegas La COVID-19 dejará varias secuelas. Se habla de afectaciones físicas como problemas pulmonares, neurológicos o digestivos, además de los daños a la salud mental, pero de acuerdo con especialistas, quizá el mayor impacto es que la vida no volverá a ser como se conocía hace dos años. Desde el punto de vista físico, … Leer más

Carlos Uriegas

La COVID-19 dejará varias secuelas. Se habla de afectaciones físicas como problemas pulmonares, neurológicos o digestivos, además de los daños a la salud mental, pero de acuerdo con especialistas, quizá el mayor impacto es que la vida no volverá a ser como se conocía hace dos años.

Desde el punto de vista físico, la COVID-19 sigue registrando efectos y aún no es posible medir el impacto real.

“La COVID-19 es una enfermedad sistémica que altera las neuronas, por eso hemos encontrado trastornos neurológicos, digestivos, motrices, además de la mayoría de casos pulmonares”, explicó el doctor Alejandro Donat González, coordinador académico de la carrera de Medicina en la UVM Querétaro y que también labora en el área COVID del Hospital General Regional 2.

Las secuelas respiratorias, sobre todo en casos graves, causarán casos de fibrosis pulmonar que, en un futuro, cuando se tenga alguna infección o incluso un resfriado común, provocará un malestar mayor, señaló.

“El COVID-19 terminará siendo una enfermedad común estacional, se volverá una infección que año con año se tendrá que vacunar”, comentó.

REFUERZOS

El doctor González expresó su preocupación por los refuerzos de vacuna para la primera línea médica, quienes fueron vacunados hace poco más de ocho meses.

“Al área de la salud nos preocupa el comportamiento de las personas que tiene esquema completo y que ya tiene más de ocho meses. Hay varios laboratorios que han recomendado un refuerzo, ya que hemos encontrado casos de personas que tienen esquema completo y están enfermando”.

NEUROLOGÍA

En temas neurológicos, las secuelas están latentes ya que todo el cuerpo está conectado de manera neuronal, por lo que han sido frecuentes los problemas de atención, de memoria, motrices e incluso digestivos. “Es muy precipitado saber ahora si las secuelas serán permanentes, ya que aún estamos metidos en esto, pero vemos que con perseverancia y rehabilitación muchos casos se han recuperado”, destacó.

A decir del experto, habrá que poner atención en la salud mental en un futuro cercano, pues ahora más que nunca la mente y el cuerpo están conectados.

Las terapias respiratorias son las más frecuentes por la pandemia.

MENTE SANA EN CUERPO SANO

La doctora Nallely Arias, psicóloga y coordinadora de las carreras de la salud en la UVM campus Querétaro, destacó lo que se espera en cuanto a salud mental  poscovid de quienes han sufrido la enfermedad o a quienes el confinamiento les afectó en su manera de vivir.

“En aquellos que tuvieron la enfermedad, se han presentado afectaciones en el sistema nervioso y, desde el punto de vista cognitivo, los pacientes reportan sensación de no poder focalizar su atención o ausencias de memoria, no amnesia ni demencia, sino pequeños olvidos”, puntualizó.

Desde lo emocional, se han presentado casos de depresión, estrés y ansiedad.

“Algunos pacientes que enfrentaron casos graves han vivido situaciones de estrés prolongado y ansiedad. La pandemia nos generó también una sensación de incertidumbre y, cuando nos toca, se vuelve mayor la sensación de vulnerabilidad, ya que se llega a pensar que se puede llegar a perder la vida”, destacó.

El temor aumenta no solo por la posibilidad de enfermarse, sino por la posibilidad de contagiar a familiares y seres queridos.

“La pandemia genera ansiedad hacia el futuro, a lo que desconocemos, y una ansiedad prolongada podría convertirse en algunos casos patológicos de ansiedad generalizada; presentar miedo a salir, ya que pensamos que lo negativo está afuera y adentro de mi casa estoy seguro”, compartió la doctora Arias.

Salvo la vida por COVID-19, ahora qué sigue

 

LA DEPRESIÓN ESTÁ LATENTE

El estado depresivo también se ha presentado dentro del cuadro de las secuelas.

“Ver vulnerada la salud de nuestro entorno no es sencillo, lo que puede derivar en estados depresivos, tristeza, llanto fácil, alteraciones del sueño, alteraciones con la ingesta de alimentos, unos comen más y otros menos, nos volvemos más sensibles. Yo creo que todos hemos pasado por pérdidas cercanas de familiares o amigos que terminan por afectar y generar duelos, duelos mal llevados que pueden derivar en afectaciones emocionales y mentales a largo plazo”, apuntó.

El estrés es otro de los efectos secundarios que han aumentado en los pacientes que han tenido COVID-19.

“El estrés producido por esta enfermedad activa el eje hipotalámico pituitario adrenal, lo que hace que se disparen algunos otros trastornos siquiátricos que estaban latentes. Muchos sintieron los efectos, pero no se gestó en la pandemia: se detonó con la pandemia. Había situaciones que estaban masomenos controladas con algunos paliativos, pero que, con el encierro, fueron evidentes y la gente tuvo que voltear a atender su salud mental”, explicó la docente.

El encierro nos llevó a extrañar la normalidad, los espacios de tiempo y físicos se estrecharon y muchos casos derivaron en conflictos de pareja y en situaciones de violencia intrafamiliar. El factor del tiempo y que la pandemia se fuera extendiendo causó también la aparición o el regreso de adicciones.

“También se pensaba que esto iba a durar poco, como con la H1N1, pero, al ver que esto seguía, se empezaron a llenar los huecos con otras cosas para desahogarse más allá de nuestra vida cotidiana, como el deporte, por lo que se observó un exceso de alcohol, sustancias, tabaco y la ingesta emocional; si estoy triste, como; si estoy ansioso, como y eso pega a la parte física en pérdida de masa muscular y en la autoestima, lo que genera un círculo vicioso”, complementó la académica de la UVM.

Aún no es posible identificar a una gran cantidad de pacientes, pero es probable que se presenten casos de estrés postraumático.

Guillermo González Ventura busca desde la terapia ocupacional ayudar a los enfermos a volver a la actividad.

LA “GRAN RENUNCIA”

El regreso paulatino a la nueva normalidad, volver a los espacios de trabajo, escuelas y actividades cotidianas, para muchas personas ha derivado en ansiedad y estrés, por lo que a este fenómeno mundial se le ha llamado como la “Gran Renuncia”.

Tan solo en Estados Unidos, 15 millones de personas han abandonado sus trabajos. El cambio de esquema laboral que trajo la pandemia ha propiciado que las personas busquen otro tipo de empleo más flexible.

“El volver a convivir con la familia, reencontrarse con los hijos, la pareja, salir al campo, reencontrar a la naturaleza y otros aspectos positivos de vivir han contrastado con una vida en la que se tienen que entregar resultados, por lo que muchos han renunciado a los empleos”, explicó la doctora Arias.

En un estudio de Actineo, realizado en las principales ciudades del mundo, el 85 por ciento de los encuestados afirma que el trabajo desde casa se convertirá en una parte cada vez más importante de su vida laboral.

La productividad no ha sido un problema en la etapa de distanciamiento social, pues el 85 por ciento de las compañías mexicanas ha conservado sus metas o incluso las han aumentado, algo para tomar en cuenta.

Finalmente, la doctora Nallely Arias recomendó gestionar en positivo y sacar aprendizajes del contexto actual.

“Tenemos que aprender de todo esto, si no, las pérdidas de vidas, de trabajo y los problemas no habrán servido de nada”, puntualizó.

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