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Especial: Opaca, la industria forestal y maderera en el Bajío

Juan Carlos Machorro Tanto en Querétaro como en otras entidades del Bajío, la industria forestal y maderera se ha visto mermada y opacada, entre otros motivos, por la marcada apuesta hacia la manufactura, el sector automotriz y aeronáutico, aseguró Carlos Jiménez, catedrático de la Universidad La Salle. En entrevista con el AM de Querétaro, precisó … Leer más

Juan Carlos Machorro

Tanto en Querétaro como en otras entidades del Bajío, la industria forestal y maderera se ha visto mermada y opacada, entre otros motivos, por la marcada apuesta hacia la manufactura, el sector automotriz y aeronáutico, aseguró Carlos Jiménez, catedrático de la Universidad La Salle.

En entrevista con el AM de Querétaro, precisó que, si bien la apuesta hacia la manufactura es positiva, también ha provocado que los sectores rurales que aprovechan el arbolado padezcan de pobreza y de magros salarios, además de sufrir de graves problemas por la falta de apoyos oficiales de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), así como de la presencia de talamontes del crimen organizado.

“Existe empleo en el sector forestal, pero es muy mal pagado, son personas a quienes no se les incentiva a especializarse y esto provoca un círculo vicioso del rezago social. Por ello, las empresas pequeñas rurales no pasan de ser la propia familia, pues no existe forma de crecer”, acotó el investigador.

Se estima que en México hay aproximadamente 170 mil empleos en el sector forestal y maderero, de los cuales, el 20 por ciento corresponde a personas que trabajan en los bosques, mientras que 80 por ciento se liga a los poco más de dos mil aserraderos.

Sin embargo, debido al desempleo por la crisis económica, la pandemia y los problemas de décadas del sector, se padece del atraso en su capacitación de personal y acceso empresarial a nuevas tecnologías.

Madera ilegal

La falta de vigilancia en diversas áreas forestales provoca que más de un 50 por ciento de la madera que se adquiere sea de origen ilegal. Aunado a que existe un desorden de corrupción en la exportación agroindustrial y el país está siendo rebasado por naciones con capacidades similares al de México, como es Perú y Chile.

La nación chilena, por ejemplo, sustenta su éxito en sus plantaciones forestales comerciales sin tocar sus bosques nativos, todo lo contrario a lo que sucede en nuestro país, refiere el Consejo Civil Mexicano de Silvicultura Sustentable (CCMSS).

Aunado a que los sectores forestales y madereros de familias y pequeñas empresas mexicanas padecen de falta de tecnología y poca innovación, pues no tienen recursos económicos para adquirir nueva maquinaria que les permita crecer en productividad. Cabe mencionar que un 70 por ciento de los muebles en el país son artesanales y solo 10 por ciento de los talleres madereros mexicanos tienen un proceso industrial moderno.

El Bajío no atiende en la actualidad a su sector forestal y maderero por la falta de rentabilidad. Se necesita una modificación en inversión y crear grandes plantaciones de maderas finas con potencial exportable, que ha sido la palanca del desarrollo de naciones como es Chile, comentó Carlos Jiménez.

“Recordemos que la Federación y las entidades del país no solo el Bajío, apostaron a que los sectores forestales sólo fueran una industria extractiva y desde los años 50 no se impulsó su tecnificación y la madera obtenida requiere de mayor impulso”, dijo.

Puntualizó que el programa Sembrando Vida —que no aplica en diversas entidades, como Querétaro— carece de una estrategia adecuada y no se vincula a los sectores industriales para que a futuro se aproveche el arbolado.

Por su parte, el investigador y director de Resiliencia y Desarrollo Comunitario A.C., en el estado de Michoacán, Juan Manuel Barrera, agregó que la industria forestal y maderera presenta grandes claroscuros, un ejemplo es la desbalanza comercial de 6 mil millones de dólares por las importaciones no solo de madera sino de productos de valor añadido como es el papel y la celulosa. En el caso de la industria nacional maderera, el desbalance equivale a unos 300 millones de dólares anuales.

“Esto es derivado de que México solo produce de 8 a 9 millones de metros cúbicos (m3) y el mercado nacional consume unos 30 millones de metros cúbicos”, destacó.

Es una realidad que las empresas comunitarias forestales y madereras, que se consolidaron en los pasados 30 años, viven un acceso tecnológico muy precario.

“Hemos investigado que sólo unas 20 empresas comunitarias en Michoacán, Durango, Oaxaca y Chihuahua están actualizadas en usos de tecnologías”.

Ejemplificó que, en Guanajuato, se producen 55 milm3 de madera en rollo, siendo su prioridad el utilizar sus plantaciones forestales comerciales para el carbón y la leña, y sus necesidades de madera son cubiertas por Michoacán, entidad que igualmente subsana el faltante de madera del mercado queretano.

“En el caso de Querétaro, tiene una baja producción forestal comercial debido a dos realidades: sus grandes zonas boscosas, como la Sierra Gorda, se dedican a los servicios biodiversos, ambientales e hidrológicos. Además que se requiere de mayores impulsos para que otras regiones de la entidad apuesten por programas de largo plazo de plantaciones forestales comerciales en regiones autorizadas.

“Es muy complejo el futuro del sector forestal en todo México por falta de apoyos de la Conafor, la crisis económica y la necesidad de adaptarse a los impactos del cambio climático que generará grandes sequías e incendios. Igualmente, no debe olvidarse la presencia del crimen organizado que provoca nuevas formas de vivir en las zonas boscosas y sobrellevar la presencia de estas personas”.

Durante la MEM Industrial – Tecno Mueble Internacional (MEM-TMI), en el estado de Jalisco, diversos sectores empresariales como grupos ejidales que aprovechan su arbolado, indican que la Conafor debe revivir sus apoyos y potenciar su producción agreste, que deriva en contar con madera nacional para que el sector mueblero y de construcción deje de importar insumos.

Indicaron que a pesar de ser primer lugar mundial en hectáreas certificadas para explotación, con casi dos millones de metros cúbicos al año, México no produce ni el 30% de la madera que consume anualmente.

Los datos más recientes –de hace cuatro años- que tiene la Asociación Mexicana de Proveedores de la Industria Maderera y Mueblera (AMPIMM) indican que Querétaro sumaba 365 fabricantes de muebles que aprovechan la madera de la entidad.

La participación del estado en esta industria es ínfima frente a otros como Jalisco, que figura como el principal productor mueblero en madera, con cerca de 2 mil 400 fabricantes.

La AMPIMM informa que apenas un 15 por ciento de los productores de madera y muebleros del país están mecanizados y la gran mayoría debe atender esta situación con urgencia.

INEXISTENTES, LOS APOYOS OFICIALES FORESTALES

Marco Antonio Ruiz, vicepresidente de la Cámara Nacional de la Industria Maderera (Canainma), comentó que se tiene una grave crisis de apoyos oficiales que deriva en un colapso de la madera nacional.

La Conafor, hace unos seis años, tenía un presupuesto anual de 9 mil 500 millones de pesos y en la actualidad no sobrepasa los 3 mil millones de pesos.

Al buscar una respuesta sobre la falta de apoyos oficiales al sector forestal y sus empresas comunitarias, Palmira Arnaz, coordinadora de la Conafor, declaró que la falta de recurso financiero no es exclusivo de la actual administración federal sino que es una realidad que viene desde hace una década.

“La falta de recursos económicos nos conlleva a ser más eficientes en los trabajos implementados por la Conafor”.  Agregó que la falta de recursos federales provoca un menor número de inspección y que no se atienda la falta de regulación en la certificación de madera proveniente de plantaciones forestales comerciales.

La Cámara de Diputados federal, en el pasado periodo de sesiones, actualizó las regulaciones de las leyes de aprovechamiento forestal y se tenga más claridad en usos de tierra, aprovechamiento forestal, sin embargo, no se establecieron más apoyos financieros al sector forestal del país.

 

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