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Fotorreportaje: Sepultureros, último eslabón en la pandemia

Fotorreportaje: Sepultureros, último eslabón en la pandemia
Fotorreportaje: Sepultureros, último eslabón en la pandemia

Sepultureros mexicanos comparten que han visto un aumento en sus labores dentro de los cementerios y señalan el temor constante a contagiarse Texto y fotos: AP Sepultureros y trabajadores de crematorios en México luchan por mantener el ritmo mientras el país registra cada vez más muertes por coronavirus y al mismo tiempo se alivian gradualmente … Leer más

Sepultureros mexicanos comparten que han visto un aumento en sus labores dentro de los cementerios y señalan el temor constante a contagiarse

Texto y fotos: AP

Sepultureros y trabajadores de crematorios en México luchan por mantener el ritmo mientras el país registra cada vez más muertes por coronavirus y al mismo tiempo se alivian gradualmente algunas restricciones para contener la propagación de la enfermedad.

Trabajadores en el cementerio municipal San Lorenzo Tezonco, en el oriente de Ciudad de México, compartieron que han enterrado más cuerpos en las últimas semanas que antes.

Por esta razón AMLO no se hará prueba de coronavirus

Antonio García dijo que actualmente cava entre 15 y 20 tumbas al día y que ha enterrado a más de 500 víctimas de coronavirus.

Su agotado colega, Melvin Sanuario, se limpia la tierra del rostro. “En cada una de ellas nos demoramos más de una hora”, indicó.

El trabajo es física y emocionalmente cansado y los trabajadores constantemente tienen temor de infectarse. La tarea se complica cuando tienen que usar trajes de plástico blanco anticontaminantes que sellan el calor y sudor cuando bajan los ataúdes y tapan las tumbas.

“Entre el calor y la tierra que nos sofocan… Sepultamos los féretros aún con miedo al contagio. Tenemos familia que proteger”, destacó García.

“Es una labor no reconocida del panteonero”, agregó. “Al contrario, recibimos maltratos, somos los olvidados, los héroes anónimos. El último eslabón de esta pandemia”.

Mientras los dos hablan, una carroza llega con otra víctima de la COVID-19. Son fáciles de distinguir, porque los ataúdes están envueltos en plástico transparente y los llevan a una sección especial del cementerio para entierros por coronavirus.

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