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Muere en Brasil un indígena por coronavirus; temen por tribus

Un adolescente de la tribu yanomami murió a causa del coronavirus lo que encendió la alarma sobre la propagación del COVID-19 en tierras protegidas. AP Un joven, de 15 años, de una aldea en el territorio indígena yanomami, se encontraba en una unidad de cuidados intensivos desde el 3 de abril en un hospital de … Leer más

Un adolescente de la tribu yanomami murió a causa del coronavirus lo que encendió la alarma sobre la propagación del COVID-19 en tierras protegidas.

AP

Un joven, de 15 años, de una aldea en el territorio indígena yanomami, se encontraba en una unidad de cuidados intensivos desde el 3 de abril en un hospital de la capital del estado de Roraima, según las autoridades. El ministerio dijo que la causa del fallecimiento fue el COVID-19 y que la víctima es el primer habitante de un territorio indígena que sucumbe a la enfermedad.

El adolescente se había cambiado de su aldea a otra hace más o menos un año para estudiar, dijo Dário Kopenawa Yanomami, vicepresidente de la asociación Hutukara, que representa al grupo étnico. El muchacho fue hospitalizado en marzo, pero los médicos lo dieron de alta. Su salud se deterioró al regresar a su aldea y después de una semana ahí fue trasladado por aire a un hospital, señaló Kopenawa.

En un comunicado emitido el viernes, la asociación Hutukara señaló atención médica omisa e inadecuada. “Estoy muy triste”, señaló Kopenawa. “Le restaba bastante lucha, una vida larga. Pero esto ha sucedido”.

Muchos grupos autóctonos de Brasil en la Amazonía se han retirado a sus territorios. Pero existe preocupación de que el fallecimiento del adolescente sea preludio de más casos si el coronavirus se propaga en sus territorios, donde la vida comunal puede facilitar el contagio, y la atención médica adecuada se encuentra a enormes distancias.

Los pueblos indígenas en los territorios protegidos cuentan con una agencia que les brinda atención médica: la Secretaría Especial de Salud Indígena (Sesai), que ha creado un “gabinete de crisis” para que supervise las acciones contra el coronavirus. Hasta el 8 de abril, la Sesai había informado de seis casos de COVID-19 y cero muertes entre indígenas. El sistema no atiende los casos graves, que son remitidos al saturado sistema de salud pública.

En el estado de Amazonas, hogar de una población indígena mayor a la de cualquier otra demarcación, la secretaría de salud dijo esta semana que 95 por ciento de las camas de cuidados intensivos están ocupadas. Según el informe semanal del Ministerio de Salud, Amazonas tiene la mayor incidencia de contagios, 19 por cada 100 mil habitantes, aunque su total de casos representa una fracción respecto de Sao Paulo, el estado más afectado. El nuevo coronavirus causa a la mayoría de la gente síntomas leves o moderados, como fiebre y tos que desaparece en dos o tres semanas. En algunas personas, en especial los adultos mayores y las que tienen otros problemas de salud, puede causar mayores complicaciones, como neumonía, e incluso la muerte.

Aproximadamente la mitad de la población indígena de Brasil ya no vive en tierras protegidas, según el antropólogo Marco Paulo Schettinot. Las razones históricas por las que abandonan sus lugares de origen incluyen el estímulo a la asimilación, la expulsión de sus tierras o carencia de territorios reconocidos por el gobierno, así como el atractivo de los servicios de salud, la educación y el dinero. Sin embargo, muchos indígenas urbanizados visitan con frecuencia sus territorios ancestrales, y de esta manera pueden transmitir el virus, dijo Schettino, secretario ejecutivo de la fiscalía pública de Brasil a cargo de asuntos indígenas. Los fiscales han apremiado al Ministerio de Salud a que canalice recursos a infraestructura, como la construcción de barreras y hospitales de campo, según el subprocurador Antônio Carlos Bigonha, el principal fiscal de ese despacho.

“Debemos mantener aisladas a las aldeas, mantener a las comunidades en cuarentena para que no se contaminen con el virus y que éste tampoco se disemine”, declaró Bigonha por teléfono desde la capital, Brasilia.

La Sesai tiene una unidad sanitaria a cargo del territorio yanomami y es responsable de 28 mil personas en 363 aldeas. Esa unidad ha aislado y da seguimiento a varias personas que tuvieron contacto con el adolescente fallecido, y envió a la zona pruebas para detectar el COVID-19, según el coordinador de la unidad, Francisco Dias.

Hutukara dijo en su comunicado que la aldea del joven sigue expuesta a contagios por los miles de buscadores ilegales de oro que viajan río arriba. Por lo pronto, los padres del adolescente están de luto, según Kopenawa.

“Quieren traer su cuerpo a su tierra, donde nació y creció”, señaló Kopenawa. “Por el otro lado, existe cierto peligro de transmitir la enfermedad a la comunidad”.

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