Cuando los niños crecen sus interiores cambian, como sus habitaciones

Las habitaciones son los espacios interiores en donde los niños crecen. Aquí consejos prácticos para transformar esos espacios

I.D. EXCELL ERRE/ Ópera Rhagàntia

Observar los cambios producidos en el interior de nuestro hogar nunca ha sido tan radical desde que nuestro niño creció y se convirtió en un adolescente. Desde que las repisas repletas de dinosaurios, figuras de acción o las casas de muñecas y los peluches se vieron sustituidos. Sustituidos por videojuegos, reproductores de música y otros objetos por los cuales se puedan inclinar los jóvenes.

De un momento para otro, las paredes son invadidas por posters de bandas juveniles. Del material promocional del equipo favorito de futbol. Del gigantesco close-up de alguna celebridad, etcétera. Las puertas se cierran y este espacio, que anteriormente conocíamos como la habitación del infante de la casa, procede a transformarse en un pedazo de su intimidad. En la expresión de una identidad que se forja día a día y reflejo de una pululante personalidad.

Muchos padres de familia quedan desconcertados tras presenciar semejantes modificaciones. En la mayoría de las ocasiones, no comprenden los elementos recientemente añadidos. Suelen rechazarlos, para desgracia de sus hijos.

Construyen parque temático militar dentro de la Alameda Norte

RECONOCER EL VALOR

Lo importante de este asunto es reconocer el valor que radica en estas alteraciones del espacio. Ya que es precisamente, más que eso, más que simples alteraciones que se podrían tachar erróneamente de caprichos o “etapas”. Es la formación de una parte integral de un ser humano que se ha criado bajo ciertos estándares, fundamentos y principios. Que está auto descubriéndose y mediante un proceso bastante riguroso, se materializa tal exploración, en aquellos objetos que podrían ser clasificados, de manera incorrecta, nuevamente, como pertenecientes a una autentica rebelión hormonal.

Por lo tanto, hay muchas cosas que evaluar para transformar el dormitorio de un niño. Este es un proceso extremadamente personal. Ya que algunos niños cambian totalmente sus gustos mientras que otros mantienen sus preferencias constantes. Pero lo que es de suma importancia es involucrar a los niños en el proyecto de transformación.

Por diversos motivos puede que no hayas diseñado una habitación que evolucionara fácilmente con tus hijos. Pero ha llegado el momento de adoptar una solución a largo plazo.

Te comparto una guía breve para hacer que esta transformación sea menos traumática y ambos lo disfruten.

PIENSA A LARGO PLAZO

Pon en práctica ideas para diseñar un dormitorio que crezca con tus hijos. Incluso cuando ya no son jóvenes. Esto evita cambiar el dormitorio periódicamente. Esto también te permite no desperdiciar dinero en inversiones innecesarias que pronto serán inadecuadas, dada la velocidad con la que crecen los niños.

Enseña a tus hijos a leer con esta aplicación de Google

RENUEVA

Sin duda, el punto crítico en la transición, es la organización. El reacomodo diferente del espacio y la elección de un nuevo mobiliario. Por lo tanto, es esencial tratar de conciliar estos dos aspectos.

Conserven el resto relacionado a la niñez o bien, dónenlo. Esto último, tiene que ser una decisión bilateral. O sea, tanto de los padres, como del adolescente.

PERSONALIZA

Al crecer, los niños desarrollan su propia identidad, cada vez más precisa. Esto deberá reflejarse en su dormitorio.

En cierto sentido, deberán diseñar la habitación imaginando y anticipándose a las necesidades futuras. Es necesario modificar el dormitorio de los niños. Personalizándolo de acuerdo a sus  necesidades y preferencias. Una muestra de esto, es permitir que elija la paleta de color.

NEUTRALIZA

Lejos de juguetes, muñecos y cosas de “niños”, la habitación de los niños debe convertirse en un espacio neutral.

Todos estamos de acuerdo en que los gustos continuarán cambiando. Pero existe un truco que nunca falla. De hecho, todo lo que se requiere, es diseñar una habitación lo más simple y sobria posible. Dejar que tus hijos la personalicen de vez en cuando, de acuerdo con las diferentes preferencias. Los textiles como ropa de cama y tapices para muros son grandes aliados. O bien, generar una galería de objetos, suelen ser lo más representativo de la habitación y generan mayoritariamente la esencia del espacio y, tienden a ser fiel reflejo de nuestro joven.

En cierto sentido, podemos decir que la habitación perfecta cambia constantemente sin dejar de ser la misma. Lo más importante, que tus hijos sientan el dormitorio como un espacio familiar y personal. Esto, sumado a lo anteriormente mencionado, derivará en el nacimiento del santuario en el interior de las cuatro paredes que tanto tus hijos como tú agradecerán.

MT