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Óscar Odín, un pintor que lucha por los artistas emergentes

Foto: Selene Ugalde
Foto: Selene Ugalde

A largo plazo, el artista Óscar Odín, planea hacer de su taller una fundación para artistas emergentes, donde puedan desarrollar todo su potencial creativo Selene Ugalde Todos los días Óscar, Arturo y Alex llegan entre 9:00 y 10:00 de la mañana a hacer limpieza. El taller es un espacio amplio y grande que requiere de … Leer más

A largo plazo, el artista Óscar Odín, planea hacer de su taller una fundación para artistas emergentes, donde puedan desarrollar todo su potencial creativo

Selene Ugalde

Todos los días Óscar, Arturo y Alex llegan entre 9:00 y 10:00 de la mañana a hacer limpieza.

El taller es un espacio amplio y grande que requiere de mantenimiento, por lo que esto les toma una hora y posteriormente comienzan a trabajar.

Arturo Castro lleva 4 años trabajando con Óscar en el taller al que llaman “La Fundación Óscar Odín” por la cantidad de gente que ha pasado por el espacio.

“Aunque todavía no esté estipulado como tal, yo tengo contado que en el tiempo que yo he estado han estado por lo menos 10 personas diferentes. Chavos de Bellas Artes que quieren aprender los procesos”.

Los inicios de la carrera de Óscar Odín fueron autodidactas.

“Todos los niños dibujan y en algún punto empiezan a dibujar menos. Yo creo que lo que a mí me pasó es que nunca dejé de dibujar y hasta ahorita.. van muchos años”.

Empezó a estudiar en la Escuela Nacional de Artes Gráficas, ENAG a los 14 años.

Se salió y empezó a trabajar con un escultor porque para ese entonces ya conocía las técnicas que enseñaba la escuela y eso le aburrió.

Posteriormente en 1994 conoció a un grupo de chavos que dibujaban y publicaban fanzines que lo invitaron a dibujar con ellos y en esa misma época entró a trabajar en el Taller de Roberto Ortiz a los 15 años, junto a ellos comenzaría a colaborar en “El taller del Perro”, ellos publicaban la revista “El Gallito Inglés” que convocaba a los mejores historietistas de México, con quienes colaboró muchos años.

El salto del cómic a las paredes lo dió después de que un amigo le encargara un mural con línea de cómic a los 18 años.

Posteriormente realizó sus estudios formales en Oaxaca, en la Fundación Rufino Tamayo y años más tarde se mudaría a España y a Alemania, países que le harían revalorar su cultura.

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Al regresar a México se dedicó a temas que se refieren a la mezcla de culturas en México; la española y la prehispánica.

Actualmente trabaja con la Fundación “Black Coffee Gallery” y con el cineasta Carlos Poblano.

Hasta el día de hoy, Óscar Odín cuenta con una docena de exposiciones nacionales e internacionales de carácter individual y colectivo.

“Le aprendes mucho a Oscar y cuando acabas el trabajo, tienes la posibilidad de usar el taller. Híjole, ahora sí que es muy gustoso trabajar en el taller. Vivo de esto, hago esto. Y poder usar el taller es un plus” comenta Arturo sin poder ocultar su sonrisa.

La idea es que el taller sea una fundación que pueda ayudar a jóvenes artistas.

“Yo lo que pienso es: ¿A mí que me hubiera ayudado cuando tenía 15 o 18 años para poder desarrollarme artísticamente?. Yo encontré un lugar donde podíamos llegar, dibujar, platicar y conocer de arte. Uno hablaba de un artista, otro hablaba de otro y de esa manera tu mundo crece de forma mucho más orgánica que en la academia. Los propios proyectos nacían de esas pláticas informales. Entonces mi idea es tener la estructura para que suceda lo mismo aquí. Actualmente organizamos exposiciones, invitamos artistas jóvenes, invitamos al público y la idea es que cuando se normalicen las cosas en México se abra el espacio para que se hagan cursos”.

Arturo junto con Alejandro, trabajan en el taller por la mañana y por la tarde tienen el espacio para poder hacer sus proyectos lo que les permite usar maquinaria y herramientas que no tienen al alcance desde casa.

“La oportunidad de trabajar en la fundación me permitió conocer los procesos desde cero. Desde armar los bastidores, los lienzos, tensar las telas, porque era más fácil conseguirlos ya hechos” comenta Alejandro.

En el tiempo que han trabajado juntos han ido experimentando con diferentes tipos de marcos y en este sentido, ellos consideran que la evolución ha sido constante.

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Para Arturo su línea de trabajo es “Pintar todo lo que se pueda pintar y aprender todos los estilos que se puedan aprender, para poderlos plasmar. Que las personas sientan algo cuando vean tu trabajo”.

Arturo viene de una familia de tres generaciones de pintores.

“Mi bisabuelo fue pintor, mi abuelo es pintor y mi papá también es pintor. Seguí la línea; de mis hermanos soy el único que se dedica a pintar, ya llevo 4 o 5 años que me dedico a pintar pero pintando, siempre.”

Arturo y Alejandro estudiaron filosofía y al salir tuvieron la oportunidad de comenzar a trabajar con Oscar.

“No lo pensé dos veces”, dice Alejandro. La carrera de filosofía les ha permitido consolidar el discurso sobre lo que trabajan.

“A la par de que se hacen las pinturas, siempre hay un discurso. Arturo y yo hemos platicado mucho de lo que estamos trabajando y discutimos antes de que se realice. Por ejemplo, ahorita que está la pandemia, consideramos que es un buen momento en el que se puede crear arte, porque estos momentos de catarsis son en los que se realizan las obras de arte. Picasso y la bomba atómica, el Guernica. Ya no es lo mismo pintar el Guernica. Si no hubiera habido una bomba atómica, pues el Guernica no se hubiera pintado. Entonces, vemos las calles solas, vemos a la gente como se ve ahora. Todo desolado. Ya no es lo mismo pintar el paisaje de la ciudad de Querétaro hace unos meses; que pintarlo ahora”.

Trabajar en un taller con un artista es una gran oportunidad.

“A nosotros no nos afectó económicamente el coronavirus. Solamente que tenemos que tomar todas las precauciones; lavarnos las manos constantemente, tomar en cuenta la distancia y no tocarnos la cara. Hemos tenido rachas más bajas. Ha habido años peores para el arte y este año que es una pandemia nosotros seguimos viniendo al taller tomando las debidas precauciones. Pero ha habido trabajo y no hemos parado” comentan Arturo y Alejandro satisfechos.

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AGA

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