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Arroyo del Real, la ‘ciudad’ invisible de Querétaro

La colonia, que no ha sido reconocida por el ayuntamiento de Jalpan de Serra, alberga a poco más de 40 personas que lidian con la falta de pavimentación y de seguridad Raúl Ríos No está a más de dos kilómetros de la cabecera municipal de Jalpan de Serra, pero una vez puesto un pie en … Leer más

La colonia, que no ha sido reconocida por el ayuntamiento de Jalpan de Serra, alberga a poco más de 40 personas que lidian con la falta de pavimentación y de seguridad

Raúl Ríos

No está a más de dos kilómetros de la cabecera municipal de Jalpan de Serra, pero una vez puesto un pie en su territorio, se siente como si fuera el lugar más alejado de la zona. Hablamos de Arroyo del Real, colonia que no ha sido reconocida por el ayuntamiento.

Similar a un sendero, la colonia no cuenta con pavimentación ni la seguridad necesaria para que chicos y grandes puedan caminar sin preocupaciones por la tarde noche, al llegar del trabajo o la escuela.

Con casas hechas de madera, lonas y con techos de lámina, esta colonia alberga a poco más de 40 personas. Bebés y niños corriendo en la entrada y jugando a ‘las traes’ dan color a esta zona que parece ser olvidada e invisible frente a los ojos públicos.

En la antepenúltima casa de la calle, sin número y con una reja que sostiene la puerta de lámina con madera, habitan María Josefina Juve y sus dos hijos: María de la Luz, de nueve años, y Gael, de cinco años, llevan más de un año viviendo en la colonia.

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María Josefina, quien tiene problemas de audición, no tiene una pierna y padece de ectrodactilia –ausencia congénita de todo o parte de uno o más dedos de la mano–. Además, para sacar adelante a sus hijos, trabaja vendiendo chicharrones preparados y palomitas en recorridos en cada comercio de la cabecera municipal.

“Yo me quedé sola porque el papá de ellos nos abandonó. Tengo que sacar adelante a mis hijos yo sola porque soy madre y padre para ellos (sic)”, mencionó.

Caminando 1.7 kilómetros todos los días hacia la cabecera municipal con sus dos muletas y sus hijos, bajo los más de 37 grados centígrados y esquivando los autos que circulan sobre la carretera Jalpan de Serra-Xilitla, María Josefina sabe que no debe rendirse, porque es el ejemplo de sus pequeños.

“Venimos a los comercios a vender todos los días. Yo con mis dos hijos nos venimos caminando, porque no me alcanza para el transporte”, aseveró.

Su hija, María de la Luz, pequeña pero con una gran inteligencia, reconoce el esfuerzo de su madre para salir adelante. Siempre con su bolsa beige que guarda sus ahorros y el dinero obtenido de la mercancía, dijo que las matemáticas le gustan mucho y que es su materia favorita.

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Actualmente es estudiante de tercer año de primaria; su maestra visita su casa de lunes a viernes a las 17:00 horas, para que no interrumpa sus estudios.

“Todas las tardes (de lunes a viernes) viene una muchacha a ayudarle a estudiar a los dos niños, porque yo no sé leer ni escribir”, indicó María Josefina.

“Matemáticas es mi materia favorita. Mi maestra nos da una libreta para hacer ejercicios y me los califica cada semana. Ahorita estoy viendo multiplicaciones”, señaló María de la Luz.

Para Gael, el menor de la familia, el tener su casa limpia sin las hojas que caen del árbol es lo más importante; por eso, procura barrer todos los días. También, ayuda a su mamá a vender las palomitas en casa cuando la gente lo pide; algo tímido pero servicial, él ofrece salsa picante para disfrutar del pedido.

Un colchón tamaño matrimonial, evidentemente desgastado por el tiempo, es ideal para que esta familia descanse después del ajetreo del día. Para evitar pasar frío y el paso del aire dentro de su hogar, adaptaron dos hules que lucen con uno que otro hoyo.

El terreno no es el más grande ni el más chico de la zona. Con seis por seis metros es el ideal para María Josefina y sus pequeños. Con humildad demuestran que los límites en el trabajo, la escuela y la casa no existen, sino el espíritu de querer hacer bien las cosas, poner el ejemplo y salir adelante.

La gente de Arroyo del Real sale a buscar sustento bajo el calor extenuante de la sierra queretana, pero con la convicción de que, cuando lleguen a casa, estarán con los que más quieren. Para ellos no es necesario una casa grande ni superficies de mármol o de granito, sino un plato caliente de sopa o de guisado como mole de olla para agradecer que tienen un techo que los cubra del calor y el frío.

En tiempos de lluvia, cuando el agua llega al río ubicado a un costado de la colonia y causa desbordes, los habitantes suelen poner piedras para evitar el ingreso del agua y, contrario a las sugerencias de las autoridades de desalojar sus hogares, ellos se mantienen dentro cuidando sus cosas y a los suyos. María de la Luz y Gael jamás dejan sola a su mamá y cuidan como verdadero tesoro su casa, porque en ella no solo residen sus juguetes, su comida y su ropa, sino también su bienestar, sueños, anhelos y las ganas de salir adelante y ser alguien en la vida.

Pese a que la colonia no fue tomada en cuenta el pasado 7 de enero, cuando fueron aprobadas en sesión de cabildo el nombramiento, creación y reconocimiento de 11 subdelegaciones y seis colonias en el municipio, ellos no se darán por vencidos.

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