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Preparan primer propulsor espacial en UNAM campus Juriquilla

Foto: Yarhim Jiménez
Foto: Yarhim Jiménez

UNAM: Este dispositivo tiene la finalidad de ser colocado en un satélite para mantenerlo en órbita, estabilizarlo o ayudar en su desplazamiento Violeta Rodríguez El primer propulsor espacial de efecto Hall en México, fue desarrollado por un grupo de académicos de la Unidad de Alta Tecnología (UAT) de la Facultad de Ingeniería (FI), con sede … Leer más

UNAM: Este dispositivo tiene la finalidad de ser colocado en un satélite para mantenerlo en órbita, estabilizarlo o ayudar en su desplazamiento

Violeta Rodríguez

El primer propulsor espacial de efecto Hall en México, fue desarrollado por un grupo de académicos de la Unidad de Alta Tecnología (UAT) de la Facultad de Ingeniería (FI), con sede en el campus UNAM Juriquilla en Querétaro.

Este propulsor tiene la finalidad de ser colocado en un satélite o nave espacial para mantenerlo en órbita, estabilizarlo o ayudar en su desplazamiento. Así lo dijo el investigador Jorge Alfredo Ferrer Pérez, uno de sus creadores.

Cuatro años fue el tiempo en que el grupo de investigadores integrado por Carlos Romo Fuentes, Rafael Guadalupe Chávez Moreno, Saúl Santillán Gutiérrez y Ernesto Reynoso, desarrollaron el prototipo.

Uno de los proyectos en desarrollo del equipo, es el satélite llamado ‘Quetzal’, concebido para que una vez que estuviera en órbita pudiera medir las columnas de gases contaminantes. Sin embargo para desarrollarlo, los investigadores notaron la falta de un propulsor que ayudara a ubicar y mantener en órbita al satélite; es así como surge la idea de crear el propulsor de efecto Hall, para cubrir la necesidad de un primer proyecto.

“Con esta necesidad identificada pudimos determinar una serie de requerimientos que este propulsor necesitaba, después escogimos la tecnología de cómo iba a funcionar y así fue como nació”.

El mayor desafío al que se enfrentaron para materializar este proyecto fue entender su funcionamiento, “la propulsión espacial es una rama que involucra física muy compleja, entonces lo que hicimos fue seleccionar un propulsor que tuviera mayor literatura, mayor experiencia de vuelo y lo tomamos como ejemplo… una vez entendiendo cómo podría funcionar y de armar el rompecabezas, todo lo demás fue más fácil, selección de materiales, manufactura, etcétera”, dijo.

Ciudad Universitaria en la Ciudad de México fue donde se realizó el primer prototipo de este propulsor y en cuanto a materiales, el más complicado de obtener fue el Tantalio, “el Tantalio es este material con el que hacen el filamento de los focos, pero resulta ser que en cantidades más grandes es usado para hacer misiles, lo que complicó su obtención”.

La primera versión de este proyecto fue probada en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, donde los investigadores detectaron mejoras, lo que sirvió como base para crear la segunda versión que actualmente se encuentra patentada.

Esta segunda versión aún no ha sido probada , sin embargo se encuentra en proceso de maduración tecnológica, donde el nivel 9 consiste en llevarlo al espacio, hacerlo funcionar y vender.

La idea de este propulsor es probarlo aquí, ya no ir a ninguna otra parte. Los propulsores y desarrollar la tecnología aquí en México, esa es nuestra prioridad. La idea es que sirva acá, porque de esa manera ya abres mas líneas de investigación.”

Este es el primer propulsor hecho en México y ya fue reconocido con el premio a mejor patente por la UNAM. “La verdad es que nosotros no hicimos el propulsor por tener premios, lo hicimos desde el punto de vista para desarrollar tecnología propia.”

“Este es un logro que nos ha permitido ir poniendo las bases para desarrollar tecnología espacial propia, eso para nosotros es la prioridad. Ya no depender de países extranjeros, en la medida en que podamos desarrollar esto, vamos a ganar una independencia para poder atacar nuestras propias necesidades.”

Alfredo Ferrer, originario de Toluca, resaltó los beneficios de que México desarrolle su propia tecnología aeroespacial, entre ellos mejores empleos, mejor calidad de vida, mayor capacidad de reacción a desastres naturales, entre otros.

“El desarrollo tecnológico propio impacta en calidad de vida, impacta en las herramientas que nosotros podemos ocupar día a día, impacta en tener mejores empleos, por lo que es importante desarrollar tecnología propia adecuada a las necesidades de México, no a las necesidades de USA o Rusia, si no a nuestras propias necesidades que son muy particulares.”

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