El comportamiento del tipo de cambio se asocia normalmente a una serie de variables y agregados económicos de un país respecto a las de otro país u otros con los que se tiene un cierto intercambio como: su tasa de interés, inflación, exportaciones, importaciones, PIB, su nivel de reservas, nivel de endeudamiento, y en lo general a su cuenta corriente y balanza de pagos.
Dado el carácter multifactorial del tipo de cambio, hay quienes piensan que hay una mejoría en toda una economía frente a otra cuando hay una apreciación de su tipo de cambio, aun en el corto plazo. Esto no es necesariamente así.
¿Qué sucede entonces con la apreciación del tipo de cambio del peso respecto al dólar?
Según datos de INEGI, el PIB nacional habría crecido el último año en 3%, con un crecimiento mejor del sector secundario que los sectores primario y terciario, desde un 4.7% de crecimiento en el 2021 después de la tremenda caída del 2020. Cabe señalar que el impulso no viene de un crecimiento en el consumo interno ni de los niveles de inversión bruta, que continúan en agonía.
Para el año 2022, la balanza comercial ha mostrado un comportamiento heterogéneo aunque con tendencia al superávit, cerrando el año en superávit de 984 millones de dólares. Sin embargo, el respaldo en nuestra cuenta con el exterior se ha obtenido de las remesas; que han vuelto a tener cifras extraordinarias llegando a 53 mil millones de dólares, esto gracias al sacrificio y esfuerzo de nuestros paisanos.