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Vuelve la fiesta a la Santa María

Francisco Pérez Después de un largo ayuno en las plazas queretanas, regresó la Fiesta Brava a la ciudad. La Plaza de Toros Santa María abrió sus puertas para el primer festejo decembrino que se presentará en la capital queretana. El encierro corrió a cargo de la ganadería de Begoña. El cartel estuvo conformado por Ernesto … Leer más

Francisco Pérez

Después de un largo ayuno en las plazas queretanas, regresó la Fiesta Brava a la ciudad.

La Plaza de Toros Santa María abrió sus puertas para el primer festejo decembrino que se presentará en la capital queretana. El encierro corrió a cargo de la ganadería de Begoña.

El cartel estuvo conformado por Ernesto Javier ‘Calita’, Leo Valadez y el queretano Diego San Román, en su presentación local como matador de toros.

La Plaza lució una entrada regular, los matadores pisaron la histórica arena pasadas las cinco de la tarde.

‘Calita’ fue el primero en presentarse a la afición. Su faena fue ejecutada mayormente por la pitón derecho, donde consiguió control del astado. Pinchó ocho intentos de muerte y recibió aviso.

En su oportunidad, Leo Valadez recibió a un toro de buenas formas, amorrillado y con brío. La primera gran ovación de la noche ocurrió cuando puso banderillas de forma perfecta.  Su faena destacó por la torería de la muleta, la mano baja y el gusto por contagiar a los tendidos. Cortó una oreja.

‘Esperado regreso’ de 510 kilos fue el toro con el que se presentó Diego San Román. Un toro sin ritmo, con poco derrote, que complicó al espada queretano. Por diversos recursos, intentó encontrar al toro para dar una buena lidia. Concluyó con palmas, tras pinchar en el primer intento de matar y posteriormente descabellar.

‘Tradición’ fue el cuarto de la tarde, pesó 530 kilogramos. ‘Calita’ tuvo que trabajar para conseguir sacarle pases a un toro que no iba y normalmente terminaba los cortos recorridos con la cara alta.

Leo Valadez volvió a salir al ruedo para confirmar su buen paso. Colocó banderillas, una vez más, con singular maestría. El valor fue el común denominador en cada movimiento de Valadéz, además de todo el arte y torería que le imprimió el matador hidrocálido. Sin embargo, decidió matar al astado en el momento cumbre de su faena. Al final, concluyó con palmas.

Para abrochar la noche, Diego San Román recibió en el ruedo a ‘Buena Tierra’, de 535 kilogramos. El queretano se empleó a fondo, sobre todo con la muleta. Concluyó su participación con discretos aplausos.

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