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Qué significa para París el fichaje de Messi

En la cara norte del Parque de los Príncipes (el estadio del París Saint-Germain), frente a la calle Claude-Farrere hay un “muro de leyendas” del club en donde se pintaron en estilo grafiti imágenes de los jugadores más grandes en la historia del PSG. Saltan a la vista jugadores irreconocibles por el hincha común pero … Leer más

En la cara norte del Parque de los Príncipes (el estadio del París Saint-Germain), frente a la calle Claude-Farrere hay un “muro de leyendas” del club en donde se pintaron en estilo grafiti imágenes de los jugadores más grandes en la historia del PSG.

Saltan a la vista jugadores irreconocibles por el hincha común pero históricos desde el nacimiento del club en los setentas: Jean-Pierre Dogliani, Mustapha Daleb y Jean-Marc Pilorget. De los ochenta, Safet Susic y de los noventas, figuras mundiales como George Weah, David Ginola y el brasilero Rai.

Pauleta y Ronaldinho aparecen también y el único jugador de la era catarí aparece siendo Zlatan Ibrahimovič. Ni Neymar, ni Mbappé, ni Verratti, ni Thiago Silva, ni Lavezzi, ni Pastore.

Paris sigue siendo un club del cuál sus aficionados más pasionales sacan un inmenso orgullo de su historia. De la que reconocen aún más el pasado de equipo mediano y no se olvidan de donde vinieron, pese a todo el dinero inyectado en los últimos años.

Al final de la temporada 2007-2008, el PSG terminó en el puesto 16 en Ligue 1 y apenas 3 puntos arriba de los puestos de descenso. Su peor marca desde el año 1975, y en su peor momento institucional, con mucha violencia por parte de los ultras.

Y vaya que llegaron lejos en apenas 13 años desde ese momento.

París sigue sumando a su historia momentos icónicos para sus aficionados. Después de los fichajes más caros de la historia en Neymar y Mbappé, llegó el fichaje más importante y significativo en la historia del fútbol. La del mejor jugador de la historia. Y el efecto sobre los fans se hizo sentir desde el minuto 0, cuando ya estaban abarrotando el aeropuerto sin que el contrato se haya siquiera acordado. Todos los abonos anuales ya se vendieron y el ambiente que se vio cuando Messi fue presentado en el estadio no se vio nunca en un estadio francés desde que el Olympique de Marsella (rival del PSG) ganó la Champions League en 1993.

La venta de las camisetas de Messi ya cubrió casi todo el gasto del fichaje del astro argentino. La explosión de ventas iniciales se explica porque el fútbol es uno de los deportes más supersticiosos y el lucir la camiseta original con el número y apellido de la nueva estrella es símbolo de buena suerte para la temporada que viene.

La regla en la tienda del PSG en los Campos Elíseos era que solo se podía comprar una camiseta por persona. Pero esto no impidió a los mexicanos de Matamoros, Jorge Ruiz, Ricardo Longoria y Rubi Compean de hacer la cola hasta 3 veces en 4 horas para dejarse casi 1500 euros para llevarse 9 camisetas entre los 3. “Entramos y salimos varias veces” declaró Ruiz orgullosamente posando con las camisetas encima de el tal cual prendas de algún tipo de piel de animal.

Estamos hablando de un consumo masivo al estilo de lanzamientos de productos como el iPhone o el PlayStation, pero en vez de ser un evento mundial, todo está concentrado en una misma ciudad como lo es Paris, que atrae a personas del mundo entero.

La llegada de Messi convierte a París en la nueva capital mundial del fútbol. La atmósfera de la ciudad parece la de una victoria militar como la de la segunda Guerra Mundial cuando el general Charles de Gaulle atravesó el Arco del Triunfo victorioso.

Ahora son los aficionados de París que celebran la llega del mejor jugador del mundo. Aficionados que pese a haber vivido todo tipo de alegrías en los últimos años, siguen ilusionados como el primer día y que ahora esperan poder cumplir el sueño eterno del club como lo es levantar la afamada Champions League que persiguen desde la llegada de Catar al club.

Si hay alguien que puede lograrlo es Messi, y así también dejar su marca. Una marca que permita inmortalizarlo en París y porque no ser el siguiente a ser dibujado en el mural de leyendas de la calle Claude-Farrere.

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