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Messi y Barcelona, el final de una relación de amor de más de 20 años

Carlos Uriegas En estos tiempos en que el juego es maniatado por las letras de un contrato, el balón terminó por detenerse, desinflado por un dardo que impidió cumplir el sueño de dos partes. La noticia no es falsa, es real y además se exagera, con toda justificación, sin duda. Lionel Messi regresaba de unas … Leer más

Carlos Uriegas

En estos tiempos en que el juego es maniatado por las letras de un contrato, el balón terminó por detenerse, desinflado por un dardo que impidió cumplir el sueño de dos partes. La noticia no es falsa, es real y además se exagera, con toda justificación, sin duda.

Lionel Messi regresaba de unas marítimas vacaciones de sol y arena. Con el cuerpo aún caliente y bronceado regresó a Barcelona con la pluma lista para rubricar por cinco años más y extender su carrera hasta el final con el cuadro culé.

Todo parecía estar listo, la mesa estaba puesta y el champán se enfriaba para celebrarlo; en la oficina del futbolista se preparaban para un anuncio que extendería la mítica presencia del 10 argentino con la entidad blaugrana, pero no, al final todo se rompió.

El presidente del club azulgrana llamó para anunciar la mala nueva, esa llamada que no esperas y que hace sonar el teléfono para dar malas noticias, como cuando suena el celular a las tres de la mañana. Al otro lado del teléfono Jorge Messi escuchaba que el club no podía inscribir el contrato que se había acordado en julio. “No podemos inscribir a Leo”, le comunicó el presidente del Barcelona al padre del futbolista, según la prensa española, transformando el rostro de un padre, un representante, y una nación entera, la nación del FC Barcelona.

Primer acuerdo oficial, en una servilleta, que vinculó de adolescente a Messi con el Barsa
Primer acuerdo oficial, en una servilleta, que vinculó de adolescente a Messi con el Barsa

De un plumazo se borran aquellas letras que Carles Rexach plasmó en una servilleta el 14 de diciembre del año 2000, hace 20 años, cuando firmó el primer contrato para el niño Lionel Messi y asegurar un futuro que se transformó en el olimpo catalán, con 672 goles en 778 partidos, regalos envueltos en redes y que sirvieron para obtener 35 títulos.

Dos décadas después, las letras chiquitas de la “legalidad” se impusieron en un escenario en donde el juego vuelve estar atrapado en los intereses que determinan por finiquitar el sueño de una pareja que buscaban renovar sus votos por cinco años más. Hoy la frialdad de un contrato acabó por congelarnos a todos y dejar, como “huérfanos” a una familia que se multiplicó por el amor de un jugador argentino y una bella catalana vestida de colores blaugrana.

Resulta extraño imaginar que Messi y el Barcelona caminarán por rumbos distintos, tan unidos, tan hechos el uno del otro. La renovación de votos estaba preparada, los invitados vestidos con sus mejores galas y padrinos como el Kun Agüero sacaban brillo a unos anillos que tendrán que ser fundidos en brújula para encontrar el rumbo.

Al final, millones serán desinvitados a la fiesta, millones que teclearon en todos los buscadores la palabra Messi, aunque la ocasión esta vez no fue para recrear un gol o una jugada mágica, fue para tratar de entender los motivos de un rompimiento que conmocionó al mundo del futbol.

Fueron 20 años de materializar los sueños, hechos que quedarán en la memoria, por más que las letras chiquitas del contrato se empeñen en un divorcio, el amor seguirá presente entre Lionel Messi y el FC Barcelona, así será… hasta que la muerte los separe.

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