El grito homofóbico: Enrique Álvarez

Lo hacían hombre y mujeres, niños y adultos, sin pensar en un insulto homofóbico

Enrique Álvarez

Se convirtió en una tradición del futbol mexicano hostigar al portero rival gritándole “¡P…!”. Lo hacían hombre y mujeres, niños y adultos, sin pensar en un insulto homofóbico. Lo hacían claramente para incomodar al rival, para demostrarle que estaba en una cancha ajena, para demeritar su trabajo, pero jamás como un insulto homofóbico.

Los mexicanos acostumbramos a usar un mismo término para enaltecer y para denostar. ‘M…’ y ‘c…’ son dos ejemplos perfectos de cómo un mexicano emplea una misma palabra para enfatizar adjetivos o sentimientos distintos.

Considero que los mexicanos empleamos el término ‘p…’ en el estadio para denostar y no para demostrar homofobia. Para los extranjeros está ‘de la …’ entender esta diferenciación, pero los mexicanos la entienden ‘a toda …’.

Lo que no está ‘ch…’ es que los extranjeros que no entienden la diferencia quieren sancionar a México por el uso del ya mencionado grito. Esa sanción implicaría perder partidos de eliminatoria, y como consecuencia nos dejaría fuera del mundial.

El panorama está ‘de la …’ si consideramos que el mexicano, por naturaleza, no le gusta acatar órdenes. Por más campañas y comunicados que saca la Federación Mexicana de Futbol solicitando que no se repita este grito, el público, en estadios mexicanos y estadounidenses, lo sigue repitiendo sin cesar.

Antes de que nuestras aspiraciones mundialistas reciban un ‘m…’ y nos quedemos sin mundial, la Federación debe encontrar una fórmula para cambiar el grito por otra palabra que no ofenda (según el entender de las autoridades de FIFA) y que el fanático mexicano desee adoptar. Es tarea para un publicista ‘ch…’ realizar esta estrategia, porque yo dudo que la solución esté en que el fan ya no grite.