Cortan cinco orejas en la Hacienda El Salitre

Eduardo Gallo triunfó, Juan Pablo Sánchez se robó al público y ambos matadores brindaron una tarde agradable de tauromaquia

Francisco Pérez

La Hacienda El Salitre se engalanó con la primera de sus tres corridas de toros que tendrá durante marzo. Los matadores Eduardo Gallo, de España, y el mexicano Juan Pablo Sánchez partieron plaza a las 17:00 horas.

‘Amuleto’, de 456 kilogramos, fue el primer ejemplar lidiado por Eduardo Gallo. En los primeros embistes, el toro mostró ligera debilidad en las manos. Los primeros muletazos del español fueron citando de largo a ‘Amuleto’. Con la derecha pudo correr la mano pegando tandas de calidad. Con naturales dio conexión a su faena, los cuales sirvieron para arrancar los primeros ‘oles’. La estocada de muerte fue certera, aunque ligeramente de costado. La lidia fue merecedora de una oreja y arrastre lento para el toro.

El segundo de la tarde, y primero para Juan Pablo Sánchez, de nombre ‘Comienzo’ salió a arena llamado por el capote del matador hidrocálido. Sánchez abrió su faena con la mano derecha, mostrando mando como es costumbre en él. Las tandas de derechazos de Juan Pablo fueron aplaudidas por su ritmo y arte. Lo mismo cuando bajó la revoluciones con la mano izquierda. A pesar de esto, Juan Pablo no duró mucho con su enemigo, se tiró a matar cuando parecía que el astado todavía tenía embestidas que dar.

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El tercero en aparecer fue ‘Coloso’. Una vez más con buenas maneras, el español cuajó a ‘Coloso’ para gusto popular. Gallo corrió la mano derecha cerca del animal, tan cerca que en una ocasión el toro lo dejó desarmado con las patas. El español se tuvo que emplear de una forma distinta en este toro, no tan espectacular como el primero, pero no por ello fueron menos valiosos los pases que pegó. La estocada fue un momento aparte en la faena, certera, eficaz, en sitio. Produjo la ovación de El Salitre. Esto se conjugó para que Gallo firmara dos orejas más.

‘Ilusión’, de 485 kilos, fue el cierre de la nublada tarde taurina. Juan Pablo buscó su lugar en la corrida, con el capote mando buenos lances. Cuando llegó el turno de la muleta brindó el ejemplo a Renata Orendain y Juan del Hoyo, empresarios de El Salitre. Desde el inicio de la faena, el mexicano se sintió cómodo y bordó unos primeros pases de excelente manufactura. Literalmente se quitó las zapatillas para flotar en la arena. Aflojó la mano y la pasó lento por la frente del toro. Cuajó bien la faena, se metió en los olés y remató con una bonita y certera estocada que le valió la ovación total de El Salitre. El valor y arte repercutió en dos bien ganadas orejas.