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Ventura y Garibay abren la puerta de la Plaza Santa María

Ignacio Garibay enfrentó a su primer ejemplar de Fernando de la Mora, el primero de su despedida en tierras queretanas./Foto: Yarhim Jiménez
Ignacio Garibay enfrentó a su primer ejemplar de Fernando de la Mora, el primero de su despedida en tierras queretanas./Foto: Yarhim Jiménez

El coso queretano se vistió de gala para su festejo más importante del año, la tradicional corrida de Navidad. El último toro de la tarde fue para Ignacio Garibay, el cierraplaza y el astado con el que se despidió del recinto local Francisco Pérez La tradicional corrida de Navidad inició a las 5:15 de la tarde. … Leer más

El coso queretano se vistió de gala para su festejo más importante del año, la tradicional corrida de Navidad. El último toro de la tarde fue para Ignacio Garibay, el cierraplaza y el astado con el que se despidió del recinto local

Francisco Pérez

La tradicional corrida de Navidad inició a las 5:15 de la tarde. El coso queretano se vistió de gala para su festejo más importante. La afición local llegó desde las primeras horas del día para presenciar el sorteo de los toros de Fernando de la Mora.

Bribón de 525 kilos fue abrió la puerta de toriles. El matador Diego Ventura lo recibió. Su vestido era un tradicional traje portugués con vivos en oro. Sonaron parche y timbales para dar paso a la fiesta de sangre y sol. Desde los primeros envites, el rejoneador mostró la elegancia que lo caracteriza. Bribón fue un toro bravo, que siempre buscó al corcel, por lo que Diego Ventura lució desde los primeros pases que hizo con sus caballos. El rejoneador español enamoró a los presentes con quites ajustados, pegados a las ancas de sus caballos, siempre arriesgando y toreando con verdad. Las banderillas cortas fueron un espectáculo, lo mismo que el rejón de muerte, con el que el jinete bajó de la montura para presenciar el deceso de Bribón. La faena valió para una oreja.

Jerónimo

Navajero, de 565 kilos de peso, fue el segundo de la tarde, correspondiente al matador de toros Jerónimo, quien vistió un terno celeste y oro. Jerónimo hizo gala de un toreo antiguo, pegó verónicas de otra época, plausible para el público de la Santa María. Con la muleta, el torero de la Ciudad de México inició con una tanda de derechazos, para luego dar paso a una tanda por el pitón izquierdo que no lució como la primera. El toro siempre lució más por el lado derecho. En sus primeros intentos por matar, Jerónimo falló, por lo que recibió un aviso del juez. Pinchó en seis ocasiones, lo que le valió el silbido de la Santa María y dos avisos.

Ignacio Garibay

Ignacio Garibay enfrentó a su primer ejemplar de Fernando de la Mora, el primero de su despedida en tierras queretanas. Un animal de 510 kilos que lució con una bravía salida al ruedo. La primera tanda con la muleta fue digna de un aplauso general, por lo que Garibay siguió con el mismo tenor. El toro fue de más a menos; sin embargo, el matador buscó pases atractivos, lo citó en redondo tres veces en una tanda para el gusto del público. El matador remató la faena con una estocada correcta, lo que le valió el aplauso de la Santa María de Querétaro y el juez otorgó dos orejas.

Segundo turno

El segundo turno de Diego Ventura inició con bríos, el toro de 490 kilos tuvo una salida aparatosa; desde los primeros quites, el rejoneador español mostró su arte. El rejoneador lució caballos toreros que gustaron mucho al público, al ritmo de la tradicional canción ‘El queretano’ dejó banderillas épicas que gustaron a los presentes. Toreó sin rienda y con arte, siempre acercó a sus caballos a los terrenos de toro. Su arte y maestría le valieron dos orejas que el público queretano coreó de manera importante.

El segundo de Jerónimo fue recibido por verónicas. Un toro brioso que buscó desde el inicio el engaño. Jerónimo no tuvo fortuna, buscó agradar al público, pero no lo consiguió. Incluso en la faena, intentó por ambos lados, pero el de Fernando de la Mora no se enganchó de su matador.

Último toro

El último toro de la tarde fue para Ignacio Garibay, el cierraplaza y el astado con el que se despidió de la Santa María de Querétaro. Con este ejemplar abrochó una carrera destacada en Querétaro, ciudad con la que el matador se siente agradecido. La tarde terminó con la música de ‘El queretano’ y con una buena faena de Garibay que le valió una gran despedida del coso de Constituyentes. Con ‘Las golondrinas’ terminó la corrida de Navidad en Querétaro, Ignacio Garibay abrió la puerta de la plaza grande para retirarse de los codos queretanos.

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