Sufridos, inquietantes y en ocasiones agonizantes, se ven los rostros en televisión y a nuestros amigos cuando el equipo de fútbol pierde, o gana. Pero, ¿se siente igual la alegría que la tristeza?
Investigadores de la Universidad en Brighton, Inglaterra reveló que una derrota de nuestro equipo favorito de fútbol, nos pone el doble de tristes que lo que nos alegra una victoria.
De acuerdo a la ciencia estimado lector, si la selección mexicana pierde, la derrota de nuestro equipo nos dejará 7.8% más tristes una hora después del silbatazo final y 3.2% más triste tres horas después del partido. Sin embargo, si pasamos a la siguiente ronda, y nuestro equipo gana, seremos 3,9% felices durante la primera hora y tres horas después solo un 1.1%.
Con tres millones de respuestas y más de 32 mil fanáticos del fútbol entrevistados a través de celulares para el estudio, la mayoría de ellos indicaron que este deporte los hace felices. Pero el académico George Mackerron de Brighton, no está de acuerdo con esa conclusión.
En su estudio comenta que seguir a un equipo de manera continua, incluso cuando causa más sufrimiento que alegría, desde un estado científico es irracional. Y aunque esto pudiera ser una conclusión muy fría y algunos vean un simple juego en el que 22 jugadores corren detrás de una pelota. Algunos investigadores indican que el fútbol es una exhibición triunfal de la increíble que puede ser la plasticidad del cerebro humano.
¿Cómo llegaron a esta conclusión? Otro estudio realizó un monitoreo de la actividad eléctrica en el cerebro de jugadores y la comparó con quienes no practican el deporte. En los resultados los jugadores tienen mayor actividad eléctrica en el cerebro y son asociadas con las tareas de las extremidades inferiores.
Se cree que con los jugadores de fútbol, es probable que tengan más neuronas que controlan los pies que una persona normal, los goles de Messi o las jugadas de Cristiano Ronaldo no es algo común para los futbolistas. “Estoy seguro de que hay algo de genética y algunas características hereditarias con las que cuentan y eso probablemente les dé una ventaja en el comienzo”, opina el neurólogo Holt de Boston, en los Estados Unidos. ¿Realidad o ficción?