La palabra hace referencia a gobierno; tiene orígenes del griego Kubernan, que significaba pilotar, posteriormente llegaría a Francia como gouvernance.
En definición actual, se define como el “Arte o manera de gobernar que se propone como objetivo, el logro de un desarrollo económico, social e institucional duradero, promoviendo un sano equilibrio entre el Estado, la sociedad civil y el mercado de la economía” (Rae). Y en termino más preciso de administración pública se define como conjunto de estructuras, instituciones, y redes entre la sociedad, con interacciones horizontales, verticales, y de intercambio entre los gobiernos con todos los actores anteriores que hacen las políticas públicas.
Actualmente existen dos enfoques en la gobernanza a nivel mundial, uno es dado por el Banco Mundial, donde solo es una interpretación administrativa y de gestión de recursos. La otra es de organismos como las Naciones Unidas, y está vinculada a prácticas democráticas, sobre derechos civiles y humanos, es esta ultima la que nos habla de impulsar la participación ciudadana, a fin de crear alianzas, para alcanzar objetivos comunes con el fin de descentralizar responsabilidades, y recursos con las autoridades.
En los retos que se perfilan en el siglo XXI sobre ciudades, se ha mencionado el gran crecimiento urbano, de habitantes, asentamientos irregulares, los cambios de los patrones familiares, la falta de servicios y sostenibilidad ambiental.
En este punto crítico de áreas de oportunidades, es que debería reforzarse la gobernanza de una ciudad, para estar mejor preparados para un buen desarrollo urbano, mediante la aportación, conjunción, necesidades e ideas de todos los actores.
El municipio de Querétaro obtuvo débil esta dimensión del índice de prosperidad; pero ha dado un paso adelante al aceptar evaluarse por Onu-Habitat, sería lógico comenzar la interacción con todos los implicados en resolver problemas y tomar decisiones, para seguir progresando como ciudad.