Querétaro apuesta por industria 4.0. En términos sencillos, el concepto se refiere a incluir sistemas informáticos –y automatizados– en la producción. Así así como pasar de la era industrial a la era de la información. El concepto promete una reducción sustancial de costos de producción, mejoras logísticas y mejores salarios, al requerir personal capacitado.
La apuesta es buena, pero el estado –y el país– está lejos de alcanzarla por un simple detalle, los salarios. Es decir, la mano de obra barata la hace innecesaria.
Recientemente, la consultora McKinsey publicó el informe ‘Trabajo perdidos, trabajos ganados: transiciones en la fuerza de trabajo en tiempos de la automatización’. El documento postula que, hacia 2030, la automatización podría generar 14 millones de empleos en el país, aunque también implicaría la pérdida de 9 millones de plazas.
Según la consultora, dentro de 12 años 15 por ciento de las actividades laborales serán desplazadas por la automatización, y esto requiere que los trabajadores adquieran nuevas habilidades. En esta adaptación, el sector educativo juega un papel fundamental, área en la que la entidad ha dado pasos concretos, pero, insisto, el tema seguirá siendo la calidad del empleo.
La organización civil México ¿Cómo Vamos?, divulgó que 41 por ciento de la población económicamente activa no gana lo suficiente para adquirir la canasta básica. Mientras que el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social refiere que el poder adquisitivo del ingreso laboral disminuyó 2.5 por ciento entre el cuarto trimestre de 2016 y el mismo período de 2017.
De hecho, el año pasado, en el marco de las negociaciones del nuevo tratado comercial entre Canadá, Estados Unidos y México, este tema salarial dio de qué hablar. Se difundió que el gobierno de Justin Trudeau exigiría incluir cláusulas laborales para forzar a México a aumentar los salarios. Dicen los expertos que aumentar el salario mínimo provocaría una mayor inflación –que en 2027 fue de 6.6 por ciento–, por lo que Querétaro debe apostar por no solo atraer inversión, sino empleo de calidad.