No cabe duda que el crecimiento poblacional y económico que hemos vivido en los años recientes en el país, ha hecho que cambiemos nuestro comportamiento de forma tal que nos vamos adaptando a vivir en una sociedad más compleja y desafortunadamente menos ordenada.
Con la campaña 2018 encima, tengo la impresión de que esperamos que una sola persona logre regresarnos la seguridad y que elimine la corrupción. Parece que el desorden pudiera ser borrado con el decreto de un gobierno. No nos damos cuenta que nuestro comportamiento individual tiene una gran influencia sobre la sociedad que somos.
Hemos incluido la palabra “tolerancia” en el día a día para la sana convivencia, pero considero que algunas personas la utilizaron para incluir la palabra “abuso” en su actuar. Observamos en algunas calles de nuestras ciudades que ahora es común “tolerar” vehículos estacionados en doble fila ya que el conductor no se tardará ni un segundo. En cualquier vía seguramente observamos las motocicletas (incluidas las de nuestras autoridades de tránsito) circulando entre los espacios que dejan las filas de vehículos.
“Toleramos” que éstas no sean conducidas como un vehículo de motor lo cual les da el derecho de ocupar el espacio tal y como si fueran un vehículo de cuatro ruedas, con lo cual aumentaría la seguridad. Me pregunto: ¿Cuánto personal requiere un gobierno para estar presente en cada esquina? ¡Infinidad de personal y de presupuesto!
Es imposible tener esta cobertura para regresar al orden. Imposible que solo el gobierno, pueda regresarnos lo que hemos perdido. Se requiere de la sociedad entera para que desaparezcan los abusos, disminuya o incluso desaparezca la corrupción. Estos males no son únicos del gobierno, también el sector privado y el pueblo tienen su propia participación.
Quizá la cuestión que tenemos para resolver sea: ¿Cómo mejorar la educación cívica en nuestro pueblo? Sé que como sociedad podemos eliminar muchos de los abusos “sencillos” para que los gobiernos se avoquen a los más complejos.