En los últimos 30 años, hemos vivido las emociones respecto a la economía como si estuviéramos en una montaña rusa; de repente estamos en un punto alto, de repente sentimos que estamos cayendo. Sin embargo, en los últimos meses, esas montañas rusas han tenido más bajadas precipitadas que buenos momentos.
Hay demasiados elementos que nos ponen los nervios de punta: la guerra de comercialización que emprendió el presidente de los Estados Unidos, el enojo y miedo de los consumidores de medios sociales al saber que pueden ser manipulados a través de plataformas masivas, rumores de intervenciones políticas no legales de países denominados “potencias mundiales”, inflación creciendo por minuto, y por supuesto, las elecciones que dictaminarán a nuestro próximo Ejecutivo por los siguientes seis años.
Todo esto nos hace volver a plantear como cada generación maneja sus finanzas personales. Las personas nacidas antes de los 80s, goza de cierta tranquilidad de acceder a una pensión. Un porcentaje elevado goza de sus propios bienes y de trayectorias profesionales sólidas. Las personas que comenzaron a cotizar después del 1 de julio de 1997 deben tener, además de una proyección sensata de sus ingresos después de los 65 años, una buena fundamentación de su uso de ahorro, financiamiento e inversión; no como lujo, sino como necesidad.
Si estos tres pilares no están bien trazados y con la volatilidad que ahora experimentamos, la cual ciertamente es turbulenta, el futuro completo de una persona puede desvanecerse rápido. El ahorro debe ser el primer paso cuando reciba recursos, no es guardar lo que me quede después de gastar. El financiamiento deberá servir para hacer crecer el patrimonio de una persona o empresa, no para gastar en activos no necesarios. Asimismo, dentro del mismo rubro, considere el “timing” para ingresar a ese mercado; las tasas de interés van a la alza.
En inversión, no tenga miedo y acérquese a un asesor financiero. Si no le entiende perfectamente al asesor acerca de la estrategia que entablarán, busque otro especialista. Es su dinero y debe entender todo al 100%. Si el mar está picado, es momento de empezar a remar.