Cuando un individuo nace, crece y se desarrolla, todo el conocimiento adquirido en vida se almacena en una especie de memoria –del tipo RAM, como en las computadoras– que está activa, siempre y cuando el cerebro funcione.
Pero qué pasaría si este conocimiento desde la niñez se almacena en algo sólido –soporte digital–, que pueda transferirse en cualquier momento, incluso si el cuerpo físico –funda– se deteriora. Si esto fuera posible, nuestro luto ante la pérdida física sería menor y tendríamos personas valiosas aún caminando.
La ciencia llega tarde, pues si esto se hubiese logrado hace 250 años, los medios de comunicación estaríamos publicando el ‘playlist’ con las últimas composiciones de Ludwig van Beethoven, o bien esperaríamos en Netflix la temporada ‘En hombros de gigantes’, con Carl Sagan, Albert Einstein y el recién fallecido, Stephen Hawking.
Con esta posibilidad, veríamos a estos gigantes en cuerpos o fundas no originales, pero con su mente tan brillante como la conocimos. ¿No sería genial? Lo sé, estaríamos viviendo una economía diferente, leyes y políticas abismalmente avanzadas –o por avanzar– a las que actualmente estamos acostumbrados.
Sin embargo, la empresa Nectome ha encontrado la fórmula para que tu cuerpo dure cientos de años, incluso miles, como si fueras una estatua de vidrio congelada. Pero eso no es todo, esta empresa trabaja en lo que sería su servicio estelar: Almacenamiento cerebral.
La compañía ha recaudado una fuerte cantidad de dinero para su novedosa técnica de criogenización cerebral. El objetivo consiste en recrear la conciencia de las personas en un computadora. La lista de espera cuenta con 25 interesados que deberán pasar por una eutanasia asistida. Para apuntarse hay que pagar un depósito de 180 mil pesos, reembolsables si cambias de opinión y consideras que existen riesgos en lograr con éxito el transhumanismo.
Como coincidencia, en Netflix hay una serie llamada ‘Altered Carbon’ y considera que en el año 2384 la identidad humana podrá almacenarse en un soporte digital; el personaje Laurens Bancroft, un aristócrata de 365 años de edad, contrata a un expolicía para investigar una de sus primeras muertes. ¿Realidad o ficción?
@leonblanco
Actualmente es coordinador general editorial y de Plataformas para AM de Querétaro.