“Las cifras de este año son 3 mil 300 muertos por accidentes de tráfico, 400 son niños, iniciaremos un movimiento cerrando calles para la convivencia, a fin de manifestarnos por estos crímenes”, así comienza el movimiento social en 1971 en Países Bajos denominado ‘Stop Kindermood’, que disminuyó accidentes en sus calles, deteniendo el incremento de autos ya con cifras alarmantes; además, recobraron espacios públicos que eran grandes estacionamientos.
Aunado al movimiento, se da el fenómeno de crisis petrolera, con lo que toma más fuerza, y concluyen tomando medidas antes de que la calidad de vida y economía vayan en declive. Organizan, junto con el Gobierno, reuniones en las que proponen planes urbanísticos y diseñan calles para aumentar la seguridad de peatones, ciclistas y transporte, rumbo a un mejor futuro para todos.
Hoy, Países Bajos tiene ciudades con redes enteras para bici, 63 % de la población las ocupa, además de un transporte conectivo eficiente. Cualquier país tiene problemáticas y la diferencia está en trabajar hacia soluciones democráticas por una misma dirección.
Mexicanos manifiestan que las ciclovías son gastos superficiales, no es nuestra problemática ni parte de nuestra cultura. Ciertamente es otra perspectiva, ya que muchas veces por más crisis que pasemos, no permitimos cambios, es más fuerte nuestra rebelión para nuestra comodidad personal y familiar, que nos cuesta cambiar y mejorar el futuro para los demás.
Como queretanos, no comparemos y tomemos en cuenta los procesos de otras ciudades, los beneficios sociales, ecológicos y económicos. Busquemos a las autoridades para aportar opiniones sobre mejoras en movilidad, además de exigir transparencia y calidad en las obras.
Fomentar democracia e igualdad de oportunidades es tarea del Gobierno, sin importar administraciones; el respeto y tolerancia es tarea de nosotros como sociedad, erradicar la corrupción de los dos. Sin duda, un camino de trabajo, que no busca igualar a nadie.