Es común, después de una jornada laboral o fin de semana, tirarme en el sillón y acceder a Netflix. Confieso que soy de los que pueden ver un programa repetidas veces y es fascinante conectar la realidad con la ciencia ficción que me gusta consumir.
Por ejemplo, en el capítulo ‘Crocodile’, de la serie ‘Black Mirror’, un peatón es arrollado por un vehículo autónomo que reparte comida y una empleada de una aseguradora investiga el accidente, ahondando en los recuerdos de los testigos gracias a una tecnología futurista.
Todo esto, querido lector, parecen problemas muy lejanos hoy en día, pero déjame compartirte algo, una satisfacción que he aprendido a disfrutar –con vino y queso– es la conexión que hay entre las investigaciones actuales en campos de la ciencia y tecnología, con películas o series como esa.
Por ejemplo, nadie pensaría que la entrega de alimentos en vehículos autónomos de la empresa Ford sea uno de las actuales investigaciones para entender cómo se comporta la gente y las aplicaciones para los coches del futuro. En serio, los altos ejecutivos de esa empresa están convencidos de ello.
Hace un par de meses, la empresa Domino’s Pizza entregó sus pedidos a clientes elegidos al azar en un Ford Fusion autónomo e híbrido. Los clientes se acercaban e ingresaban un número en una pantalla táctil para obtener su alimento.
La belleza de este ejercicio fue que la mayoría de las personas reaccionaron con un “gracias”, dirigido al coche autónomo, cuando recibieron su pizza. Este tipo de resultados, sin duda, ayudará a Ford en darle forma al desarrollo de coche autónomo para el reparto de productos y el diseño de las interfaces en los que clientes y vehículo interactúan.
Mientras lees esta columna, la empresa ya prepara su segunda prueba para la entrega a domicilio en coches autónomos, pero ahora a toda una ciudad de los Estados Unidos.
¿Realidad o ficción?