En esta semana que esta por concluir, se ha hablado mucho sobre el llamado ‘Puente de la Historia’, que se ubica en la ciudad de San Juan del Río, sin embargo, creo es tiempo de hablar un poco sobre su historia.
El ‘Puente de la Historia’ o ‘Puente de Piedra’, o ‘Puente de la Venta’, hasta el día de hoy no posee un nombre oficial ya que no se tiene un acuerdo del Ayuntamiento sobre la denominación del puente que atraviesa el Río San Juan y que es continuación del Camino Real de Tierra Adentro.
Su origen se remonta a la necesidad que existía de cursar el caudaloso río que da origen al nombre de la ciudad y que era paso obligado en el camino que se transitaba hacia al norte y occidente del país y al contrario hacía la Ciudad de México. Existe todavía un pequeño puente que fue el que se utilizaba y que se encontraba en la parte más angosta del río, sin embargo su lejanía y su forma era insuficiente para todas las personas que transtitaban en la época virreinal.
En el año de 1710 a iniciativa de los habitantes de la ciudad, el Virrey duque del Albuquerque, don Francisco Fernández de la Cueva, marqués de Cuéllar, otorga el permiso correspondiente para la construcción del puente y para tal motivo se contrato a uno de los mejores arquitectos de la época y que lo fue don Pedro de Arrieta, originario de Pachuca, ahora capital del Estado de Hidalgo. Gracias a él se construlyó un puente solido, de arquitectura hermosa y que solucionó el problema que se presentaba en San Juan del Río.
Es de señalar que el referido puente fue costeado por el pueblo y gran parte de los gasto se cubrieron con las aportaciones de los miembros de la Cofradía del Rosario que se ubicaba en el Templo de Santo Domingo y en el Templo Parroquial. La obra del puente concluyó el 23 de enero de 1711, y por él en el trasncurso de los años han pasado grandes personajes de la historia de nuestra Patria y de la historia de Querétaro.
Vale la pena mencionar que el arquitecto Pedro de Arrieta, creador del ‘Puente de la Historia’, es quien construyo la antigua Colegiata de Guadalupe hoy Basílica Antigua y el Templo de la Profesa en el centro de la Ciudad de México, siendo estas algunas de sus obras más detacadas en la época del virreinato.