El cabeza a cabeza entre los presidentes Nicolás Maduro, de Venezuela, y Donald Trump prosigue de forma generosa en la búsqueda del Nobel de la insensatez y la mediocridad humana 2018, ante la pasividad del mundo.
El presidente venezolano, para atacar la inflación que en 2017 alcanzó un nivel estimado en 2, 000 por ciento, decretó el 31 de diciembre un aumento de 40 por ciento del salario mínimo nacional, que a todas luces es bueno, siempre y cuando no se alteren los precios de los productos. Pero para pagar los sueldos a los empleados, los supermercados aumentaron los precios a los productos, lo que provocó saqueos en algunos de estos establecimientos, porque una acción genera un efecto inmediato que conlleva un círculo vicioso difícil de romper, por no decir que imposible.
Los hechos obligaron la intervención de la fuerza pública para sofocar los saqueos y, por ende, los enfrentamientos con un pueblo que aguanta hambre, porque no tiene recursos para comprar lo poco que se consigue a precios exorbitantes en los supermercados.
El Gobierno les había ordenado a las cadenas vender los productos a los precios que tenían el 15 de diciembre, algo inverosímil. Se conoció que 214 establecimientos de cadenas serán objeto de la supervisión, como si eso fuera la solución. Por su parte, el mandatario estadounidense, Donald Trump, dio por terminado el Estatus de Protección Temporal (TPS, por sus siglas en inglés), entregado a los nativos de El Salvador residentes en el país, poniendo así fin al amparo de las deportaciones de casi 200 mil inmigrantes indocumentados que llevan casi dos décadas en Estados Unidos.
En un gesto de magnanimidad, el Gobierno les entregó un plazo hasta septiembre de 2019 para salir del país o buscar una salida legal a su situación, algo que causa risa. El programa se activó por primera vez en marzo de 2001 como parte de la respuesta humanitaria del Gobierno federal a los terremotos del 13 de enero y 13 de febrero que golpearon al país centroamericano.
Definitivamente, Maduro y Trump no tienen materia gris en el cerebro, sino excremento.