El pasado 20 de diciembre la Real Academia Española (RAE) presentó la primera actualización de la 23a. edición de su Diccionario en Línea de la Lengua Española, DLE. La enmienda a la palabra ‘sexo’ adicionó que el uso de ‘sexo débil’ es con intención despectiva o discriminatoria.
¿Qué daño causó el no modificarla antes? ¿Qué otras palabras conviene revisar y modificar para evitar sus consecuencias negativas?
En 2016, el Banco Mundial abandonó la clasificación ‘países en vías de desarrollo’, como otros organismos internacionales dejaron de utilizar ‘países subdesarrollados’ y del ‘tercer mundo’. Aunque algunos economistas mencionaron que los términos eran caducos, revivir su uso no elimina el daño que provocan: perpetuar el subdesarrollo al crear estereotipos, un código de conducta y una institucionalización social.
El daño es significativo e inconmensurable. Si las palabras ayudan a perpetuar la conducta que definen, convendría revisar el significado y uso de las utilizadas en los temas relevantes para nuestro país. Mencionaré dos: pobreza y político.
El combate a la pobreza puede perpetuar al pobre que definamos. Según la RAE, su significado es la falta o escasez y también “la falta de magnanimidad, de gallardía, de nobleza de ánimo”. Es aceptado que un Gobierno ayude a una empresa a cambio de trabajos sin importarle los desechos que genera. La gestión de la escasez obligaría a evitar que un tercio de los alimentos producidos para consumo humano se desperdicien cada año, según la FAO. El Gobierno prefiere gastar en la pobreza que regular la actividad productiva para evita desperdicios. ¿será más fácil o rentable?
Por último, sería conveniente hacer algo con los políticos. Tienen una mala reputación y aun así permitimos un gasto enorme en partidos y campañas. Este año perderán prestigio por los golpes en la competencia electoral. ¿Usted qué opina? ¿Será mejor crear una nueva palabra y una nueva clase de gobernantes o solo cambiamos su significado en el diccionario?