México es compañero, amigo y cómplice en reiteradas luchas por la democracia con un país en específico.
Cuba, es una nación que muestra una relación con México más allá de circunstancias diplomáticas y acuerdos de colaboración. De acuerdo con un ensayo publicado por el expresidente Carlos Salinas de Gortari, ante la sucesión presidencial que incorpora a Ernesto Zedillo, se perdió la delicadeza de tomar en cuenta lo que representa el pueblo cubano.
Desde el siglo XVI compartimos las expediciones de Juan de Grijalva, Hernán Cortés y Francisco Hernández de Córdoba, de origen español, con escala en Cuba, y como última parada nuestro territorio con fines de imposición al imperio de Moctezuma.
La isla del Caribe siempre fue un punto de partida, sirvió como puerto mercantil y como sede del virreinato de la corona española.
Más adelante, los estadounidenses vieron por sus intereses para establecer la base militar de Guantánamo en 1900, tras ayudarlos con su independencia, lo cual les permitió intervenir en los asuntos políticos de la isla. Algunos historiadores suponen la influencia cubana dentro de nuestros ideales revolucionarios de 1910, especialmente en la constitución del ejército zapatista. Posteriormente, en 1956, partían desde Tuxpan el Che Guevara y los hermanos Castro rumbo a la revolución cubana, derrocando el régimen de Flugencio Batista.
En repetidas ocasiones, el comandante Castro nombró al mandatario mexicano como su amigo y reiteró como hermano al pueblo mexicano.
Principalmente se debió a nuestro apoyo en materia económica por la caída de la Unión Soviética en 1991. Aquellos eran los únicos que comerciaban con la isla, había que tomar medidas urgentes para evitar el desplome monetario de Cuba. Bajo la reflexión de Carlos Salinas, los gobiernos posteriores han olvidado esta gran unión, piensan que la ignorancia de la historia es un hecho.
¿Sería prudente una medida intervencionista aprovechando la amistad histórica, para contribuir al desarrollo de la isla?