“¿Ya imprimiste los planos de Yahoo Maps?”– Le preguntaba a mi esposa la noche anterior a nuestro viaje, cuando íbamos a ir a visitar a nuestros hijos, que se encontraban estudiando en el norte de Estados Unidos.
“Sí. ¿Ya pediste que te manden el estado de cuenta del banco y te mandaron el fax de la confirmación de los hoteles?”, respondía preguntado ella.
Y así seguía el ritual para dejar todo listo antes de emprender el viaje al día siguiente, verificando tener todos los boletos de avión, que tenían como 10 copias de todos colores, además de contar con los ‘travelers checks’, imprescindibles por si llegaba a haber algún problema con la tarjeta de crédito.
Suena eso tan lejano…
Hoy, estoy a punto de salir a un viaje de negocios, donde mi única preocupación real es tener mi pasaporte a la mano, por lo demás, ya todo esta debidamente registrado y acomodado en “mis nubes”: Google Drive, One Drive y Dropbox, además de los diversos mensajes y boletos electrónicos que tengo ya clasificados dentro de mis bandejas etiquetadas para esta ocasión, y que podré consultar sin problema alguno en cualquier parte donde pueda tener conexión a internet, que hoy, aparte de las grandes áreas de cobertura de wifi, prácticamente se pueden contratar paquetes para poder unirnos a la comunidad de más de 5 mil millones de suscriptores únicos para telefonía móvil del mundo, en todos los países del mundo.
Efectivamente, hay una evolución en los boletos de avión, pues ahora ya contamos con los boletos digitales, para lo que solo es necesario mostrar nuestra identificación para que nos sea entregado nuestro pase de abordar (si es que no lo imprimimos previamente).
Podemos contar con archivos en la nube a los que podemos accesar, modificar y compartir desde cualquier equipo, PC, ‘laptop’ o móvil, con acceso a internet.
La facilidad y exactitud de las rutas y direcciones que nos da, por ejemplo, Google Maps, en realidad hace parecer prehistóricos esos diálogos que teníamos hace no más de 15 años.