Agustín Rosa Marín
El Dr. Agustín Rosa Marín es Director del Programa Académico Licenciado en Mercadotecnia y Comunicación, Tecnológico de Monterrey Campus Querétaro @Agustin_RosaM
Cuenta con más de 7 años de experiencia desarrollando estrategias de comunicación, promoviendo iniciativas y creando proyectos en diferentes mercados, asimismo ha participado en el diseño y ejecución de campañas multimedia. Cuenta con conocimiento en mercados internacionales y audiencias multiculturales de diversos sectores.
Desde mi experiencia personal y profesional el emprendedor se hace y se desarrolla con la práctica. Aunque si es cierto que hay personas que nacen con una habilidad innata para la creación de negocios, muchos otros desarrollamos la competencia con el paso de los años.
Durante estos últimos diez años he tenido la oportunidad de conocer a miles de emprendedores a nivel internacional, algunos de ellos, brillantes, quienes han conseguido éxito, reconocimientos y han superado centenares de obstáculos. Mientras que otros se quedan en el camino, fracasan o difícilmente prosperan. Tema que siempre me ha llamado una especial atención: ¿por qué hay emprendedores que consiguen sus metas y otros no?
Recuerdo que conocí a un joven que tenía todas las competencias para ser una persona de éxito: había estudiado en universidades de reconocido prestigio, constantemente se estaba formando en adquirir nuevos conocimientos, tenía una idea innovadora, los recursos económicos para emprender, y, aun así, fracasó, su producto nunca vio la luz. Esto me hizo replantearme muchas cosas y buscar el motivo que había detrás de todo. Aunque aparentemente tenía todo cuanto hacía falta para conseguir el éxito, pecaba de una falta de motivación intrínseca. No tenía pasión por su proyecto, lo que le llevó a posponer muchas acciones, perder el tiempo en otras actividades y descuidar su idea emprendedora.
En otra ocasión, tuve la oportunidad de colaborar con un hombre quien deseaba con todo su corazón ser emprendedor. Era dinámico, proactivo, con dones de gente. Incluso, tenía muy clara la idea que quería lanzar. Comenzó con mucha energía, pasión e ilusión, pero tras medio año, había abandonado el proyecto. La principal razón fue que no estaba preparado para tolerar la frustración y el rechazo que le producían los clientes al no comprar su producto. Lo que acabó llevándolo a la desesperación y abandonó.
Estos dos ejemplos, nos recuerdan que para poder llegar a las metas que nos ponemos en la vida, necesitamos tener pasión por lo que hacemos, desarrollar nuestras habilidades y competencias para crear negocios que perduren, así como aprender a superar los obstáculos, gestionar la frustración y tener disciplina en nuestro camino. Paso a paso, sin prisas, pero sin pausas.