“¿Paloma de dónde vienes?
Vengo de San Juan del Río.
Cobíjame con tus alas
que ya me muero de frío”.
Se cumplen en esta semana que inicia los primeros 486 años de vida de la noble, progresista y hermosa ciudad de San Juan del Río, segunda en importancia en el estado de Querétaro y segunda en cantidad de habitantes de esta entidad federativa.
El 24 de junio, “el mero día de San Juan”, pero de 1531, las huestes españolas comandadas por Nicolás de San Luis Montañez y un grupo de conquistadores que venían de Jilotepec, hoy Estado de México, llegaron a esas tierras y fundaron el hermoso San Juan del Río, nombre que llevó en honor a la fiesta religiosa de ese día que es la natividad de San Juan Bautista (el santo precursor de Cristo) y se le agregó el adjetivo “Del Río”, en honor al caudaloso río que rodea la actual ciudad.
No se puede entender la historia de Querétaro sin la fundación de San Juan del Río. No se puede entender la conquista del norte y del occidente del país sin la presencia de San Juan del Río.
Nuestra ciudad es un referente histórico en la vida de México:
Era (y lo sigue siendo) el paso obligado para los viajeros a determinados e importantes puntos de la geografía de la República. Nuestra ciudad es la puerta de entrada al Bajío, pero también es parte de la ruta de todos aquellos que iban del norte hacia el centro del país, sobre todo hacia la Ciudad de México.
En muchas ocasiones hemos hablado de la importancia de San Juan del Río, de su historia, de sus personajes, de sus monumentos; sin embargo, a 486 años de distancia, es un momento oportuno para valorar la importancia que tiene la ciudad de nuestros mayores, la ciudad de cada uno de nosotros y la ciudad que heredaremos a las futuras generaciones.
San Juan del Río posee muchas características que diversos lugares quisieran tener: clima, personas, ubicación, historia, cultura y riqueza. Son muchas las bondades que la ciudad ofrece a todo el mundo, son muchos los beneficios que hemos recibido los sanjuanenses mucho que tenemos que ofrecer todavía.
Desde aquel lejano 1531 al día de hoy, San Juan del Río ha demostrado cómo ha salido adelante y por qué se ha colocado en la segunda ciudad en importancia en nuestro estado. La ciudad, en su momento, pasó de ser una ciudad de paso a ser una ciudad de comercio, de industria y ahora de diversos servicios que se brindan a la sociedad.
La ciudad, con un Centro Histórico que ha sido nombrado “zona de monumentos históricos” por el gobierno federal y que, posteriormente, hace algunos años, fue decretada Patrimonio de la Humanidad (en razón al decreto correspondiente que se realizó sobre el Camino Real de Tierra Adentro), demuestra su historia y su cultura que ha trascendido por los siglos.
Hablar de San Juan del Río es hablar de su Puente de la Historia, de su Santuario dedicado a la Virgen Morena de Guadalupe; es hablar de su Beaterio de religiosas que rezan por la ciudad desde hace más de 300 años; es hablar de sus ricas y hermosas haciendas.
Es hablar de sus plazas y mercados; es hablar de sus escuelas y sus alumnos; es hablar de sus tradiciones tan arraigadas como la del Señor del Santo Entierro o la hermosa Peregrinación de Farolitos, que cada mes de diciembre reúne a las familias sanjuanenses en torno a una devoción antiquísima.
San Juan del Río es la cuna y el lugar donde vivieron grandes hombres y mujeres que han construido la patria que ahora tenemos, que, con su trabajo, sus estudios, sus labores, han hecho de esta ciudad un punto de importancia para los queretanos.
Los nombres de Sara Pérez de Madero, de Ernesto Perusquía, de Salvador Septién, de Pablo Cabrera, de Nicolás Gómez de Cervantes, de Elisa Margarita Berruecos, de Nestora Téllez, de Restituto Rodríguez, de Juan José Ugalde, de Francisco Salas, de Guadalupe Guerrero, de Pablo Campos, de Alfonso Ballesteros, de Esperanza Cabrera, de Alfonso Patiño y de muchos otros, son como estrellas que alumbran, con lo que han realizado en su vida, el hermoso cielo sanjuanense.
A 486 años de fundación, recibe mi hermosa ciudad el homenaje de agradecimiento por ser la casa donde me tocó vivir y en donde quisiera morir.
San Juan del Río, la noble ciudad que cuida la memoria de San Juan Bautista y que nos invita a cuidarla czomo casa solariega común. Hermoso San Juan del Río, tierra de palomas, de paz, de progreso, de armonía y de concordia. Un año más de vida, un año más de ser un orgullo para Querétaro. Dios siga bendiciendo a San Juan del Río.
¡Por siempre San Juan del Río!
