El muy ilustre señor doctor don Nicolás Carlos Gómez de Cervantes y Vázquez de la Cadena, nace en lahacienda de la Llave, perteneciente a esta ciudad de San Juan del Río, el día 20 de noviembre de 1668. Fue hijo del capitán don Juan Leonel Gómez de Cervantes Carvajal y Betazos, y de doña Mariana Velásquez de la Cadena. Dentro de su familia, se dice, existieron dos cardenales y cinco obispos.

Los primeros sacramentos los recibió en el templo parroquial de San Juan Bautista, de esta ciudad, ahora convertido en Santuario Diocesano de Ntra. Señora de Guadalupe; fue enviado a la Ciudad de México (capital del Virreinato de la Nueva España) y ahí realizó sus estudios en el colegio de Santa María Omnium Sanctorum (de todos los santos), en donde además de haber realizado los estudios obligatorios, cursó como materias especiales el Derecho Canónico, el Derecho Civil y otras áreas relacionadas con el Derecho, logrando ser catedrático de la Real y Pontifica Universidad de México por un período de 24 años, obteniendo en el mismo lugar el doctorado en sagrados cánones. Fue abogado de la Real Audiencia.

Ordenado sacerdote, ocupó diversos cargos de importancia dentro de la Curia del Arzobispado de México (al cual pertenecía San Juan del Río), cura rector del Sagrario Metropolitano; en el Venerable Cabildo de la Catedral de México, fue sucesivamente: medio-racionero, racionero, canónigo de gracia y canónigo penitenciario; asimismo fue juez ordinario de los obispados de Yucatán y Michoacán, consultor del Santo Oficio de la Inquisición, visitador de notarios y juez de colecturías. Cabe hacer mención de que, a pesar de ser rico y noble y descendiente de una de más nobles familias del virreinato, don Nicolás Gómez, vivía en la mayor pobreza, dando ejemplo de lo que predicaba; era así mismo extremadamente misericordioso con los pobres cuyas necesidades atendía abundantemente.

En el año de 1723, fue nombrado obispo de Guatemala, lugar en donde permaneció hasta 1726. Se cuenta que a la llegada a su primer obispado y al traer más que un vestido raído y tosco, y habiendo sido recibido por un hermano agustino, le comentó: “¿Es posible hermano que con ese vestido vas a tomar posesión de una dignidad tan honorífica?”, a lo que el señor Gómez contestó: “Hermano, un obispo solo debe cuidar de los vestidos del los pobres, y de los adornos del alma”.

Su Santidad el Papa Benedicto XIII, conforme con la real presentación hecha a favor del señor Gómez, a principios de 1726, lo preconizó obispo de Guadalajara, esto mediante el consistorio secreto celebrado en Roma el día 20 de febrero de 1726. La cédula ejecutoriada de su traslado fue expedida por el rey Felipe V, el día 7 de marzo del mismo año, y fue hasta el 23 de abril de 1727 cuando tomó posesión de la Diócesis a él encomendada.

Como obispo de Guadalajara, visitó pastoralmente la mayor parte de su Diócesis, incluyendo las anexidades que tuvo, como fueron las Californias y Texas; creó varias parroquias y dio inicio a la causa de beatificación del Siervo de Dios, Fray Juan de Angulo. Asimismo se interesó mucho en la causa del Venerable Fray Antonio Margil de Jesús, franciscano que había recorrido a pie una buena parte de América Central y de nuestro país; y que en nuestra ciudad reestructuró el Beaterio de Nuestra Señora de los Dolores, mismo que existe hasta la actualidad.

Con sus auspicios, se construyeron en Guadalajara varios templos, entre ellos el de Santa Mónica, el del convento de Jesús María, la iglesia franciscana de Santa Anita y el de San Diego.

En 1728 fue invitado por el conde de la Laguna de Santiago para que bendijera la capilla de Nuestra Señora del Patrocinio; capilla que se construyó en la cima del cerro de la Bufa en Zacatecas, hoy lugar de grandes peregrinaciones.

El día 8 de septiembre de 1730, con gran solemnidad, dedicó el hermoso Santuario de Nuestra Señora de la Expectación de Zapopan, que años más tarde fue elevado a la dignidad de Basílica Menor; así mismo declaró a Nuestra Señora de Zapopan como abogada contra rayos, tempestades y epidemias.

Motivado por las grandes peregrinaciones de hasta 10 mil fieles y siendo un devoto de la Virgen de San Juan de los Lagos, el día 30 de noviembre de 1732 puso la primera piedra del Santuario dedicado a esta imagen, que fue trasladada en 1769. Debido a su importancia, este santuario fue elevado a Colegiata el 5 de diciembre de 1923, luego a Basílica Menor el 12 de junio de 1947 y, por último, a Catedral con la elección de la Diócesis de San Juan de los Lagos, el día 29 de junio de 1972. La ciudad de San Juan de los Lagos guarda especial recuerdo al señor Gómez de Cervantes; aun hoy día se puede ver un magnifico vitral dedicado a él y un retrato al óleo se encuentra en la sacristía de la Basílica-Catedral.

Aun siendo obispo de Guadalajara, vivió con gran pobreza, jamás tuvo sino un vestido para su uso, y su ayuda hacia los pobres de toda su Diócesis fue muy constante. Este sanjuanense ilustre, falleció el día 6 de noviembre de 1734, su cadáver estuvo expuesto a los fieles tres días consecutivos. Hasta hace algunos años, su cráneo estaba expuesto en la sacristía de la iglesia de San Felipe, en la ciudad de Guadalajara, como signo de veneración hacia tan ilustre prelado. Actualmente sus restos descansan en la cripta episcopal de la Catedral Metropolitana de la ‘perla tapatía’.

El Ilmo. señor Gómez de Cervantes, con su trabajo, su esfuerzo y sus conocimientos, a través de de su oficio de pastor de la Diócesis de Guadalajara, logró el progreso de muchos de los pueblos del occidente del país, y en muchos se le reconoce su gran labor en la época del virreinato de nuestro país.

Es una pena que en el lugar donde nació es casi desconocido y solo actualmente hay una calle del fraccionamiento Fundadores que lleve su nombre, y así mismo existe un retrato de tan ilustre sanjuanense en la ante-sacristía del Santuario Diocesano de Nuestra Señora de Guadalupe.