-Alguna vez mencionaste que el primer ascenso con Gallos fue el momento más feliz de tu carrera, ¿en qué lugar entra el campeonato conseguido hace dos años con Racing siendo parte del cuerpo técnico?

-Fue algo impresionante, mi primer título importante ya no como futbolista, más allá que habíamos tenido un paso con Defensa y Justicia que ascendimos a primera división, después llegar a un equipo como Racing (que es un equipo grande en Argentina) y que venía de casi 12, 13 años sin salir campeón, trabajar con la misma calidad que se hizo en Defensa y Justicia y lograr un título creo que fue algo que no esperábamos tan pronto, pero se empezó a gestar y logramos convencer a un grupo de jugadores, o a un club que tenía una mentalidad perdedora de que se podía ganar y logramos un título que la gente te lo recuerda constantemente.

-¿Y el Cilindro?

-¡Impresionante! La gente lo vivió increíble… nosotros jugamos en la cancha de Quilmes y teníamos que ganar sí o sí porque después no enfrentábamos con River. Si ganábamos a Quilmes estábamos a dos puntos de River eso era importante porque el siguiente partido era contra el mismo River, de local. Y de último minuto, tiro libre de Bou al ángulo, con un hombre menos. Yo ahí dije: ya, eso es una señal. Jugamos con River de local y ganamos, uno a cero, Después fuimos a la cancha de Rosario Central, una cancha muy muy complicada y ganamos tres a cero. El último fue en Avellaneda, de local y ganamos a Godoy Cruz, campeones, una locura el estadio.

–Además con futbolistas como Diego Milito…

-¡Sí! ¡sí! ¡sí!. Como un club grande, debe tener figuras grandes. Diego Milito llegó con nosotros, aparte está Saja. Nosotros trajimos catorce jugadores al club, que la mayoría venían de equipos no grandes, venían de quipos chicos y que acá se pusieron a trabajar, y bueno, con la mentalidad de Milito, con la mentalidad de Saja, que habían jugado en Europa, súper profesionales, con una humildad de grupo que hoy en día sigue obteniendo resultados. El técnico tiene la base que nosotros le dejamos y está haciendo un buen torneo y está por calificar a la siguiente fase de la Libertadores. Nosotros seguimos un año más de trabajo, seguimos en los primeros puestos y volvimos a calificar a la Libertadores a Racing, que desde lo sesenta no había jugado dos Libertadores seguidas. Logramos cambiar la mentalidad del equipo y lo coronamos con un campeonato. Yo soy entrenador de delanteros, entrené a Bou y salió campeón de goleo y Milito también anduvo bien.

-¿Cómo se formó ese equipo de trabajo con Cocca?

-En Defensa y Justicia gracias mi representante. Yo dejé de jugar en 2012 y principios de 2013 me vine a Argentina para trabajar con Jorge Alrmirón, que dirigió Tijuana y con quien compartí concentración en Querétaro. Trabajé con Defensa y Justicia y al final ya no quise volver a México, me quedé a trabajar ahí en Defensa. Trajeron a Diego Cocca, nos contactamos, empezamos a trabajar juntos y a la fecha. Ya llevamos dos años y medio de trabajo y muchos resultados positivos.

-Alguna vez dijiste que como auxiliar técnico miras cosas que como futbolista no tenías claras, ¿qué cosas?

-Desde Tijuana, en mi última época, empecé a mirar el fútbol de diferente manera. “El Turco” Mohamed, me llevaba al banco de suplentes y no me metía, en ese momento me ponía a observar qué era lo que hacía, qué era lo que él veía desde fuera. El Turco para mí es uno de los mejores técnicos que hay en la actualidad por su mirada del futbol, por su forma de plantear los juegos, además de que me formó como técnico, es de quien he recibido mayor influencia en mi preparación. A partir de ese momento. Cuando vos empezáis a mirar como técnico y no como jugador, siendo jugador, ahí te cae la ficha de que ya tenéis que dejar el fútbol. Y empecé a analizar cosas, movimientos, ya no seguía la pelota, sino que estaba atento a otras cosas. Como auxiliar tenéis que ser otros ojos del técnico, porque él está a mil. Vos tenéis que estar tranquilo porque vos tenéis que ver lo que él no ve. Por eso es fundamental que el técnico y el auxiliar se lleven bien.

Por: Juan José Rojas