El pasado sábado 5 de noviembre, César Luis Menotti cumplió 78 años de edad, mismo número del año en el que se coronó campeón del mundo, es por eso que hoy recordamos a este rebelde del futbol en ‘Los escritos del tablón’.
Eduardo Galeano escribió que el mismo día en que la selección argentina jugaba la final del mundial de 1978 contra Holanda, Jorge Luis Borges dictaba una conferencia sobre el tema de la inmortalidad en Buenos Aires. Para el escritor argentino fue su más sutil muestra de desprecio hacia el futbol y el modo de protesta contra la dictadura militar que se vivía en la tierra de Mafalda. Asimismo, mientras en el Monumental de Núñez se disputaba el encuentro que definió al campeón, en un hogar de Olivos, Buenos Aires, un grupo de refugiados políticos se resguardaban en la casa de César Luis Menotti.
‘El flaco’ vivió momentos de discordia durante el caótico año del 78, por un lado siempre se declaró como una persona de izquierda; sin embargo, fue criticado por salir campeón en un mundial utilizado y organizado por la dictadura. Pocos sabían que en el desarrollo del torneo, Menotti salía escondido en un auto de la concentración del equipo en José C. Paz para reunirse con dirigentes del Partido Comunista y discutir sobre la lucha armada, ni que tenía perseguidos políticos resguardados en su casa, que sacó de la cárcel a varios integrantes de partidos de izquierda o que en su juventud estuvo afiliado a grupos comunistas. Para César Luis Menotti, el futbol representó una ideología más allá del simple juego, representó un modo de explicar la sociedad.
El ‘flaco’ marcó un estilo en Argentina, que tuvo su contraparte con Bilardo, ambos campeones del mundo. Su conflicto fue llevado incluso a la forma en que vivían los dos entrenadores. Bilardo se proclamó siempre de las clases populares, reclamaba a Menotti el que se codeara con intelectuales: “mientras Menotti se abraza y come en la casa de Joan Manuel Serrat, yo saludo a la señora del mercado o las personas comunes, de la calle” declaró alguna vez Bilardo, a lo que Menotti respondió “el fútbol es tan generoso que evitó que Bilardo se dedicara a la medicina. De la única manera que podemos jugar bien es jugar limpio, jugar limpio con la pasión popular y la profunda defensa de este espectáculo, el nacimiento del futbol estético, la selección será de todos o no será de nadie”.
El escritor Osvaldo Ardizzone definió a Menotti como un personaje moderno, crítico, burlón desprejuiciado por la opinión, corriente y frívolo en su vestimenta, que experimenta una repulsa natural hacia “el mal gusto”, que va desde una corbata a un par de zapatos y cuyo libro es prologado por Serrat. Hoy la mayor egocentricidad futbolística que se conoce es la de Cristiano Ronaldo, pero en su juventud, Menotti tuvo frases que consolidaban la seguridad que tenía de sí mismo. Cuando los reporteros lo hacían aguardar unos minutos el ‘flaco’ repelaba “¡Esos tipos me van a hacer esperar a mí! ¡Quiénes se creen que son!”. “Se cree él” escribió alguna vez Ardizzone. Su estilo cansino parecía más bien una forma displicente de la vida. Menotti defendió hasta el final su manera de pensar: “Juego así porque así debe ser. No voy a renunciar a lo que pienso porque los otros jueguen de distinta manera. Fútbol hay uno solo ¿Cómo quiere que me encuentre con ese tipo? ¿Cómo quiere que juegue con él? ¡Si no la sabe tocar! ¡Si le pega mal!”
Con el paso del tiempo, Menotti se convirtió también en un mentor para varias generaciones del futbol mundial. Aquel chocante y encaprichado futbolista de Racing y Rosario, se volvió un filósofo del juego que, como Cruyff, marcó un hito en el balompié. En México exfutbolistas como Javier Aguirre, Zague, Alberto García Aspe y Luis García han declarado que el ‘flaco’ inició un cambio de mentalidad del futbol mexicano cuando dirigió la selección nacional.
En Argentina, Jorge Valdano siempre se declaró afín al estilo de Menotti. En una entrevista recordó con gracia el día que ‘el flaco’ lo debutó con la selección mayor de su país en el clásico de la plata. Valdano anotó doblete en ese partido, Menotti lo recibió en el túnel con una calurosa felicitación, después, el entonces joven Valdano fue abordado por un fotógrafo de El Gráfico que le pidió “la foto del saludo con Menotti”. “En mi ingenua juventud, sentía que el reportero era más importante que yo, entonces subí la escalera y le dije a Menotti: ¿César que dice el señor que si no nos podemos dar la mano otra vez? Y el ‘flaco’ me dice: ‘nene, la mano se da una sola vez y en serio: ¡Váyase a duchar!’ Me dio tanta vergüenza que hubiera preferido no meter esos dos goles, pero bueno, así se alcanza eso que llamamos enseñanza.” Recuerda Valdano en una entrevista para La Nación.
Menotti fue siempre autentico, exquisito en su forma de manejar la palabra y preciso para enunciar una oración. Su filosofía del juego radicaba en lo simple. En su época de futbolista fue criticado por no correr en la cancha, su respuesta a esos reclamos reafirmó su teoría sobre el futbol estético que tanto predicó: “además de jugar… ¿también tengo que correr?” Quizá su frase más recurrente sugiera una intransigencia, para ‘el flaco’ no existía ninguna otra manera: “hay que hacer la lógica”.
Por Juan José Rojas
